41 años al servicio de la salud mental

Blog

Aquí puedes leer nuestras últimas novedades

Una reflexión sobre la relación entre la teoría y la clínica

Lic. Verónica Zevallos – Psicoterapeuta psicoanalítica 

La relación entre la teoría y la práctica nos suele remitir a una línea con dos vectores que va de la teoría a la clínica y viceversa, siendo considerada la práctica clínica una aplicación de la teoría lo cual limita a ambas partes de la relación porque excluye el mutuo enriquecimiento.

El psicoanálisis se inició como una práctica instituyente de un pensamiento inédito para la época que dio una nueva forma de imaginar el funcionamiento psíquico y con ello abrió un campo nuevo, así el encuentro de Freud y la histeria fue la semilla para la reflexión psicoanalítica y la riqueza conceptual que Freud se dedicó a investigar con agudeza inspiradora generando un movimiento dialógico y de mutuo enriquecimiento entre la teoría, la clínica y la técnica. Al igual que en la dinámica transferencia-contratransferencia se produce una multideterminación constante entre aquellos tres espacios; es decir, la clínica va más allá de la intención de la teoría por abarcarlos. Sobre este punto Green piensa que “Podemos intentar acomodarlos a nuestros supuestos teóricos, pero algo obstinado y tenaz en ellos nos hace saber que no dependen totalmente de nosotros”.

Reconocer que situar en un lugar privilegiado a la teoría, como el tótem que organiza la clínica y que desde ese punto se oscila a la clínica y a la técnica, equivale a renunciar a los efectos de la producción de múltiples sentidos que se desprenden en la transferencia.

En la dimensión histórica del psicoanálisis la teoría y clínica resulta ser a la vez interior y exterior, confluyen, y de esa confluencia el psicoanálisis sortea los impasses clínicos y se libera del reduccionismo teórico que motiva la permanente búsqueda para reformulaciones teórico-técnicas frente al desafío clínico que posibilita la renovación del psicoanálisis, “una extensión del campo clínico y una reformulación de los fundamentos metapsicológicos”, como dice Fernando Urribarri en Hacia el futuro del psicoanálisis.

La teoría surge de una experiencia que se cristaliza en el pensamiento derivado de la clínica, la experiencia psicoanalítica excede los constructos teóricos dado que en la sesión entre terapeuta y paciente se cruzan miradas, respuestas corporales, en fin, es un encuentro repleto de detalles singulares que puede ser dejados de lado por la razón teórica. Es por ello que, a mi manera de ver, establecer que entre la teoría y la clínica hay una relación o se da un desplazamiento natural de una a la otra o, por último, situar a alguna en un lugar privilegiado no es apropiado para comprender dicha dinámica que inició Freud: un psicoanálisis cada vez más plural y complejo. El psicoanálisis es más cercano a ser pensado como un territorio, parafraseando a Heidegger, en devenir clínico y construcciones teóricas que acontecen al psicoanálisis, es decir es el encuentro con lo inédito que hasta ese momento no se puede nombrar, lo cual exige un esfuerzo al terapeuta de domeñar o cabalgar sus angustias despertadas en la transferencia para seguir la fórmula de Picasso: “yo no busco, encuentro”.

Es por ello que en el psicoanálisis convergen diferentes teorías, amplitud en la clínica y la técnica que emergen producto de una crisis en el saber constituido y que, desde Freud, el deseo de encontrar otras explicaciones y otros saberes, lo impulso a hacer una lectura nueva con otros parámetros alejados de antiguas concepciones, que requiere sostener la tensión que demanda ese encuentro con otras ideas sin caer en la tentación de explicarlas con lo ya sabido.

Charles Brenner afirmó “Las teorías psicoanalíticas dependen de los datos de observación que derivan de la aplicación del método psicoanalítico. Estos datos no son accesibles de ninguna otra manera que no sea por la aplicación del método. Eran esencialmente desconocidos antes de que Freud desarrollara el método analítico y aún lo serían sin él”.

 

 

Sandor Ferenczi: Un rebelde con causa

Psicóloga Lucero Velarde Russo – Psicoterapeuta en formación- Prom 38

Pasarón aproximadamente cinco décadas para que el círculo psicoanalítico le diera el lugar que le correspondía al pensamiento Ferenzciano. Su obra estuvo guardada como una interpretación cuando el terapeuta sabe que el paciente aún no está listo para escucharla. Si bien desde antes que se publicará el Diario Clínico en los ochenta, ya habían autores que tomaban prestadas sus ideas para formular sus propias teorías, no obstante, estos no lo mencionaban, todavía había recelo en nombrarlo y brindarle el merecido reconocimiento.

Muy probablemente esto se debió al carácter rebelde y revolucionario de su obra. Según la RAE ser rebelde está definido como aquel sujeto que va en contra del poder o la autoridad. Ferenczi tuvo que tomar la difícil decisión de seguir investigando y afirmando su pensar, aunque eso le costará perder el apoyo de su maestro y la sociedad psicoanalítica en ese entonces, ejercer su libertad para pensar le valió carísimo, bien dijo “reformarse o morir”.

Gracias a sus aportes, el psicoanálisis fue descubriendo nuevas formas de acompañar a alguien que sufre, amplió la cartera de participantes para este método, fue gracias a este autor que la percepción del quehacer analítico empezó a suavizarse, y no hablo de un trabajo menos profundo a la hora de acercarnos a la comprensión del mundo interno del paciente, sino hablo de una suavidad contenedora, de un acercamiento asimétrico pero cálido. Pues él consideraba que interpretar lo inconsciente sin una conexión afectiva podía ser retraumatizador o iatrogénico, sería seguir la misma línea de confundir la ternura por la pasión adulta.

En la actualidad reconocer el afecto del paciente y lo que esto le produce al terapeuta es una necesidad, específicamente porque vivimos en una sociedad donde las emociones y los afectos no son reconocidos y mucho menos puestos en palabras, nos encontramos en un momento histórico donde muchos se sientes vacíos o aburridos. Entonces queda en nosotros, los terapeutas de ahora, desde nuestros consultorios, ofrecer un campo empático, hospitalario y ético para nuestros pacientes, tan solo así desde la paciencia y la espontaneidad disciplinada podremos acompañar y tratar de ayudar a reparar lo trágico que es vivir una vida donde el amor falló. Es en la interacción entre dos individuos lo que posibilita el cambio para ambos.

¿Por qué leer a Ferenczi?

Mg. Olinda Serrano de Dreifuss– Psicoterapeuta psicoanalítica

Abordaremos esta pregunta empezando por su contraparte, ¿por qué no se ha leído o no se leyó a Ferenczi durante décadas? y aún al presente ¿por qué autores afines al pensamiento y propuestas de Ferenczi no lo citan directamente? Sándor Ferenczi (1873-1933) fue rechazado y ocultado de muchas maneras y por varias razones: porque sus aportes parecieron una vuelta al tiempo previo del reconocimiento freudiano de la realidad psíquica, porque plantearon cuestionamientos a las supuestas formas analíticas de entonces, y por si fuera poco porque llevó a la práctica innovaciones técnicas, algunas de ellas inaceptables que él mismo deshechó. Más aún, el celo de algunos colegas por la mutua relación tan cercana con Freud propició versiones distorsionadas de su persona y los acontecimientos por aquella época.

Curiosamente Ferenczi es, hoy por hoy, un autor muy actual como lo muestran los permanentes grupos de estudio y reflexión, eventos y publicaciones en diferentes países que lo vinculan con otros autores y sus elaboraciones en la línea de un psicoanálisis contemporáneo atento a la subjetivación y al lugar del analista en el proceso terapéutico. En los entornos más conservadores si se quiere, ya puede ser mencionado y eventualmente rescatado sin producir una reacción de repudio. Sin duda, va siendo reconocido como un pionero en su comprensión del papel de la realidad en el trauma, su concepción del vínculo analítico en cuanto a la transferencia y las bases de la contratransferencia, y el planteamiento del análisis didáctico en cuanto a la ética de la formación. Autores posteriores desarrollan conceptos y modos de comprensión y trabajo analítico a partir de sus aportes.

Hay variados testimonios de la cercanía de Freud y Ferenczi, especialmente a partir de la correspondencia entre ambos y los posteriores estudios a partir de esta, así como por los viajes a los que Freud lo invitó; sin embargo, Ferenczi sólo tuvo 90 sesiones, “seguido por un análisis informal a lo largo de su vida”[1]. La dificultad para compartir el vínculo amical junto con el analítico nos queda muy claro a partir de la relación entre ambos. El encuadre es sin duda indispensable para el proceso analítico y para la formación del analista. Ferenczi nos deja este legado: hay que analizarse y no sólo ejercer un furor curandis o una aplicación de variaciones técnicas, algunas de las cuales documentó y deshechó en su Diario Clínico (1923).

Veamos con más detalle nuestra pregunta inicial. Leer a Ferenczi y leer sobre Ferenczi nos permite acceder a la centralidad del ambiente que ha de adaptarse al bebé en tanto sus efectos en el psiquismo, atendiendo a la confusión de lenguas de la pasión y de la ternura que puede producirse de parte de los adultos hacia el menor y, en tal caso, la desmentida del adulto que no escucha al niño o niña en su queja y denuncia, lo que efectivamente produce una experiencia traumática.  Su aporte es un esbozo de una teoría de la intersubjetividad a partir de la influencia del analista como persona y no sólo al interpretar lo inconsciente.

A su vez, nos permite subrayar una actitud analítica, con innovaciones técnicas pero principalmente ética, es decir, no autoritaria en tanto esta pueda ser retraumatizante; más bien nos invita a desarrollar el tacto y la empatía, la regresión y la mutualidad, que no es lo mismo que el infortunado análisis mutuo concreto sino una elaboración de este. Su propuesta se centra en aliviar a sus pacientes de su sufrimiento psíquico.


[1] Ávila Espada, A. (2013) La tradición interpersonal. Perspectiva social y cultural en psicoanálisis. Madrid: Agora relacional, pág. 81.

¿Por qué leemos a Melanie Klein hoy?

Paula Escribens[1]


¿Sigue siendo vigente el pensamiento de Melanie Klein? ¿Por qué es importante leerla en la actualidad? Resulta peculiar encontrarme escribiendo este texto; si me pidieran que me defina como afín a alguna de las escuelas psicoanalíticas no me definiría como una kleiniana. Sin embargo, pienso que Klein fue una gran pensadora psicoanalítica y una gran clínica, cuyos aportes transformaron el pensamiento psicoanalítico de una forma definitiva. Trabajo con niños, adolescentes y adultos y desde mi experiencia clínica en el consultorio, no sería posible pensar en el análisis de niños como lo concebimos hoy sin los aportes de Klein, quien transformó definitivamente la técnica con niños, llevándonos a algo que en su momento era impensable, interpretar la transferencia en niños muy pequeños. Sin embargo, mi experiencia me dice que esto no solo tiene efectos transformadores en los niños, sino que es imposible pensar la clínica infantil sin esta herramienta.

Pienso que uno de los logros más complejos de alcanzar en el desarrollo psíquico es el de la integración, característica central de la posición depresiva. A su vez, quizá lo más retador de la posición depresiva no sea el acceso a la integración, sino la elaboración de todo lo que este estado implica. Es por eso que muchos analistas kleinianos han desarrollado miles de textos sobre las dificultades técnicas que uno encuentra cuando el paciente asoma a la posición depresiva. Quizá lo más complejo sea elaborar todo lo que implica la tolerancia de la dependencia, tema además muy actual si pensamos que como individuos vivimos inmersos en una sociedad capitalista que nos vende permanentemente la idea de que todo se puede lograr a través de recursos económicos, casi sin necesitar de nadie más que de nuestro dinero. Podemos soñar con ser eternamente jóvenes, por ejemplo, también, con ser felices inmediatamente y creer que solo depende de nosotros mismos, frase que vemos repetida cual mantra en los últimos tiempos. Sin Klein no podríamos pensar la dependencia objetal como un logro y como algo dificilísimo de sobrellevar psíquicamente. Ella nos propone que la integración implica no solo reconocer al otro como alguien integrado, con sus aspectos buenos y malos, sino sobre todo reconocernos a nosotros mismos de forma integrada, lo que nos llevaría a hacernos responsables por aquello que le hacemos al otro y a los otros. Parte de devenir sujetos implicaría que asumimos una responsabilidad subjetiva por aquello que le hacemos a los otros inclusive en nuestra fantasía, donde somos libres, pero a la vez responsables de nosotros mismos. Parte de elaborar la posición depresiva implica también la elaboración de la dependencia objetal, lo que supone que nos reconocemos como dependientes de los otros significativos. Esto pasa por las personas que son importantes para nosotros, pero también por el reconocimiento de cuánto dependemos del entorno en el que vivimos y de la naturaleza a la que venimos destruyendo sistemáticamente. Renunciaríamos así a nuestra omnipotencia infantil y con ello se sucederían una serie de experiencias en las que tenemos que poder reconocernos como necesitando de otro. Ese otro a su vez podría estar o no disponible para nosotros, podría en algunos momentos no querer estar con nosotros y con ello dejarnos excluidos, o inclusive podría morir o desaparecer de nuestras vidas. Sabernos dependientes del otro y que nuestro amor al otro sea lo que más vulnerable nos hace no es un aporte de Klein, lo decía ya Freud cuando proponía que era una de las razones, quizá la más potente, por la cual renunciamos al principio del placer. Sin embargo, Klein hace énfasis en la importancia de renunciar a nuestra omnipotencia y poder reparar al otro, ese que hemos dañado, en la fantasía y en la realidad.

No podríamos contar con la herramienta de la contratransferencia –o quién sabe, quizá sí, pero no de la misma manera– si ella no hubiera creado la noción de la identificación proyectiva. Podríamos pensar en Winnicott mismo, quien, en muchos de sus aportes teóricos y clínicos, construye y propone ideas que también han transformado el trabajo clínico; muchas de estas son respuestas a sus diferencias con Klein, quien fuera su supervisora por muchos años. No sabemos si Bion hubiera sido el genial Bion que aportó con su noción sobre la parte psicótica de la personalidad y la vuelta que le dio a la noción de identificación proyectiva, llevándonos a pensar el trabajo con pacientes psicóticos como algo posible de ser pensado y llevado a la práctica, si no hubiera sido paciente de Klein y seguidor de la escuela kleiniana. Pienso que conocer los planteamientos de Klein es casi un deber, para poder discrepar con ella y cuestionarla, a la vez que reconocer los aportes tan geniales que nos dejó al pensamiento psicoanalítico y a la clínica específicamente.

[1] Psicoanalista de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis, egresada de la formación de niños y adolescentes por la misma institución. Licenciada en Psicología Clínica por la PUCP, con estudios de posgrado en género por la misma universidad. Magister en Temas de Raza, etnicidad y estudios poscoloniales por la London School of Economics. Ha trabajado con mujeres víctimas de diversas formas de violencia y actualmente se dedica a la práctica clínica y docencia.

Bienvenida al nuevo año académico 2023

Mg. Liliana Granel | Presidenta del CPPL y Directora de Formación Académica CPPL

¡Bienvenidos a todos los miembros del CPPL!

Estamos al inicio del Año Académico 2023, en una nueva casa que nos acoge, con nuevos salones que recorremos con curiosidad y expectativa, pero, si bien es otro local Institucional predomina el mismo espíritu con que fue fundado, el de la esperanza y anhelo en poder transmitir la pasión por el pensamiento psicoanalítico.

Comenzaremos, muy de a poco, a reunirnos de manera presencial. Nos preparamos para recibirlos, a cada uno de ustedes, con alegría, con la emoción del encuentro, ya no sólo virtual, sino con el otro en presencialidad donde el abrazo será parte del saludo.

Felicito y agradezco, muy especialmente, al personal administrativo por el esfuerzo realizado para encontrar esta nueva casa, y que con esmero y dedicación la han preparado para dar inicio al dictado de las clases. También a los miembros del Consejo Directivo, y a todos los profesores por estar ahí, luchando y haciendo posible el crecimiento del CPPL.

Nuestra querida institución, este año cumple 40, y está muy viva y dinámica, y conserva el espíritu con que fue fundada, donde prevalece la pluralidad de pensamiento, buscando sembrar la capacidad de cuestionar y resonar con el dolor del otro, de ser solidarios con el sufrimiento y valientes para ayudar al que lo necesita. Será un año de festejos y trabajo en conjunto para celebrar los 40 años del CPPL.

Fue S. Freud quien abrió el camino a muchos otros psicoanalistas, verdaderos pensadores, que siguen investigando, ampliando la clínica, reflexionando sobre la compleja mente humana, tratando de entender los caminos del inconsciente.

Estudiar psicoterapia psicoanalítica, pienso, es una opción por la vida, por la ética que da acceso al surgimiento de la subjetividad.

 La lectura de los textos y el análisis personal, ofrecen un aprendizaje único, a través de la vivencia, de esa escucha que aloja el malestar del otro, y que permite el despliegue de las fantasías, síntomas y, subyacentemente, la esperanza de menos sufrimiento.

Valorar la escucha, el diálogo íntimo entre analista y paciente, sostenido por el deseo de acercarnos al sufrimiento del otro, que, a veces, es tan parecido al de uno mismo, y desde ahí analizar, explorar el inconsciente y sus múltiples despliegues, para pasar de lo desconocido a lo conocido. Ahí, donde el dolor ha de convertirse en pregunta, ahí donde la angustia invade y ciega el disfrute y placer por la vida, ahí estamos para escuchar, sostener e interpretar.

Para mí, el psicoanálisis es una forma de entender la vida. En este sentido, como plantea J. Kristeva, el análisis personal es un proceso de verdadera transformación psíquica que implica romper con lo establecido, un empezar rememorando, no repitiendo, pero sí cuestionando. Considero que estudiar textos de grandes pensadores psicoanalíticos y, también, atravesar por un proceso de análisis personal, abre un camino infinito para adentrarse a descubrir la compleja mente humana.

Acercarse al pensamiento psicoanalítico es una experiencia única, ya que nos enseña la riqueza que existe en la mente de cada persona, tanto en sus aspectos más sanos e integrados, como en aquellos otros aspectos que presentan dificultades por los avatares de la vida.

Pienso, que son múltiples las emociones que se generan desde el nacimiento, junto con el primer contacto afectivo con la madre, la familia y el desarrollo en etapas posteriores que requieren ser exploradas en toda su magnitud.

Considero que es una disciplina que estudia, investiga y profundiza en nuestro interior a través de la comprensión del inconsciente, explorando los sueños, las fantasías, los deseos y el porqué de las angustias, tratando de entender las motivaciones que nos hacen sufrir o alegrarnos.

El trabajo psicoanalítico nos permite abordar los estados depresivos, los sentimientos de vacío e insatisfacción, los miedos, las pérdidas y procesos de duelos, los aspectos agresivos de nuestra personalidad y las ansiedades que nos acompañan a lo largo de la vida, para elaborar y lograr una mejor armonía en la tarea diaria del vivir.

El psicoanálisis no es algo que se puede aprender sólo leyendo, o desde la teoría, tiene que ser vivido, sentido, experimentado, e inclusive, sufrido

Ideas de la Dra. Virginia Ungar vienen a mi mente cuando ella dice que el trabajo psicoanalítico es una tarea de a dos, con la creación de un espacio de intimidad, donde el respeto por la confidencialidad son requisitos insoslayables, y donde una actitud de introspección, de apertura a lo nuevo y actitud de reflexión permiten el encuentro de alguien consigo mismo de una manera que tenga la posibilidad de elegir con libertad y según su propio deseo.

Quiero darles una cálida bienvenida a Todas las Promociones, pero muy especialmente a la Promoción 40, que con expectativas, curiosidad y asombro hoy comienzan este viaje de descubrimiento del psicoanálisis.

Muy buen comienzo, un largo camino aún nos espera!

XXIX Encuentro Latinoamericano en torno al pensamiento de D. Winnicott

Daniel Dreifuss | Psicoterapeuta Psicoanalítica

Recientemente se ha llevado a cabo el XXIX Encuentro Latinoamericano en torno al pensamiento de D. Winnicott, “El Individuo y el Mundo en que vivimos”. Tuvimos tres días de reflexiones y debates en torno a las propuestas de este importante psicoanalista ingles que tan hondamente ha calado en el psicoanálisis latinoamericano.

En esta, como en anteriores oportunidades hemos trabajado en torno a esta novedosa y “paradojal” propuesta que pone relevancia en el sentido común, centrando la mirada respecto a lo que ocurre en el mismo origen de la persona, en la relevancia de una figura materna suficientemente buena, devota, por lo tanto empática, que gracias a su dedicación va a permitir que ese ser recién nacido, ese infans, se tornó en una persona saludable, creativa, con un psiquesoma armónico, con la posibilidad de desplegar el “gesto espontáneo” gozando adecuadamente del espacio transicional, etc.

En esta, como en anteriores oportunidades hemos trabajado en torno a esta novedosa y “paradojal” propuesta que pone relevancia en el sentido común, centrando la mirada respecto a lo que ocurre en el mismo origen de la persona, en la relevancia de una figura materna suficientemente buena, devota, por lo tanto empática

Los días 18, 19 y 20 de noviembre del 2022 se realizó el XXX Encuentro, esta vez en Lima, organizado por el CPPL y la SPP, en el que centramos nuestra atención en torno a un artículo de Winnicott escrito en 1962 titulado “El desarrollo de la capacidad de preocuparse por el otro”.