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El Freud que llevamos dentro

Mg. Olinda Serrano de Dreifuss | Coordinadora del Dpto. Freud del CPPL

Al conmemorarse el nacimiento de Sigmund Freud nos damos cuenta que cada uno de nosotros tiene una mirada muy personal y distintiva de su obra y aportes, incluso de su persona. Así, algunos dirían “para mí lo resaltante de Freud es su capacidad de pensar y preguntarse allí donde nadie lo había hecho, descubriendo el inconsciente”; o “su capacidad de cuestionarse  como un investigador infatigable”; otros dirán su “apertura clínica para interpretar el conflicto reprimido, dando posibilidad de análisis y cura por la palabra”; o la cultura y el arte como un genuino alivio a los padecimientos humanos; otros resaltarán su teoría sobre el desarrollo, la psicopatología y las herramientas terapéuticas. Habrá quien resalte sus cualidades de pensador teórico, clínico y social, tan científico como en “El proyecto”, tan cultural como en “El malestar en la cultura” o tan creativo como en “La Gradiva” o en “Leonardo”, y a la vez un formador del movimiento psicoanalítico, con los avatares que implicaba, y vigente en cada vez más lugares del mundo, interconectados.

 

En realidad, cada uno tiene su propio acercamiento y vínculo con Freud, desde las primeras lecturas, y sobre todo las primeras sesiones analíticas en el interjuego de ser paciente y tener pacientes. Luego vienen las experiencias de la formación: el reencuentro con Freud y sus seguidores en el espacio grupal y personal, siempre vivencial.

En este año especial, rendimos homenaje a “nuestro Freud”, al de cada uno/a, vigente y activo en nuestro interior, prestándonos escucha y reflexión en este tiempo particularmente complejo, como él también experimentó el suyo. Es nuestro deseo que podamos conectar y sentir a “nuestro Freud” en lo común y singular de cada uno y su momento personal y profesional. Les confieso que “mi Freud” en estos tiempos está muy ubicado en el Departamento del CPPL que lleva su nombre, y que tengo el honor de dirigir y buscar crecer y desarrollar con los exalumnos más destacados y motivados para trabajar en la institución. El Freud de los “caminos de la terapia psicoanalítica” (1919) que busca modos de extender el alcance del psicoanálisis a muchas personas adaptando las técnicas sin perder la esencia de lo analítico, siempre en reflexión y en diálogo con autores recientes, es el que nos acompaña y nos orienta. La pregunta psicoanalítica de quién es nuestro Freud de hoy, y cómo nos vinculamos con él, sigue en pie, felizmente.

Caricaturas: ¿Bullying o verdades?

Patricia León | Psicoterapeuta y Psicoanalista Egresada de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis.

Recuerdo a un compañero de secundaria que tenía la habilidad, (en realidad el talento), de crear caricaturas. Nosotros, sus compañeros de aula, lo rodeábamos expectantes, mientras él, lápiz en mano con trazos ágiles y seguros, convertía a nuestros profesores y compañeros en personajes de creaciones e historias divertidas: lo admirábamos, lo celebrábamos, sintiendo también la ansiedad de convertirnos en sus modelos elegidos.
¿Eran sus caricaturas un bullying dirigido a los profesores, a nosotros sus compañeros y al sistema educativo? Las caricaturas son creaciones cómicas que sin duda enmascaran agresividad, pero que atraviesan un proceso de elaboración y creatividad y cuya intención es develar una verdad interior que puede ser vergonzante e incómoda, pero que guarda semejanza con el modelo real. Sus dibujos develaban nuestro interior, yendo más allá de la apariencia y, con la agudeza de su percepción, nos revelaba verdades sobre nuestra situación escolar que intuíamos, pero que solo al observar sus dibujos podíamos ver con claridad. El bullying en cambio, se trata más bien de descargas impulsivas y/o agresivas directas y con el objetivo de hacer daño al otro.
Algunos profesores frente a esto, se desconcertaban: ¿era arte, juego, burla, ataque?; otros, lo tomaban como la clara muestra de un alumno ocioso y otros, lo recibieron como un ataque a su autoridad. Estos últimos, se colocaron en lo que Jessica Benjamin plantea como una relación complementaria (víctima-victimario). Una relación así, empuja a resistirse o a someterse a ella, lo que deriva en medidas represoras.
Si, como parte de la enseñanza escolar hubiésemos considerado esas caricaturas como un emergente del campo inconsciente co-construído entre alumnos y profesores, y lo hubiésemos usado como un elemento con el que jugar y aprender entre los miembros de la comunidad educativa; quizás, hubiésemos practicado la introspección, reconocido la dificultad y valentía de conocerse a uno mismo, hubiésemos podido discutir sobre: las diversas maneras en que nos relacionábamos unos con otros, sobre cómo éramos mirados, sobre lo que nos angustiaba y tantas otras cosas más…Quizás así, mi compañero hubiese sido reconocido en su talento y como portavoz del grupo. Sin embargo, ésta no fue su historia, él decidió abandonar el colegio cuando repitió por segunda vez tercero de secundaria y, pasados los 30 años, falleció de una sobredosis de droga.
Escribo esto intentando imaginar mejores finales para otros jóvenes como él: jóvenes diferentes, que nos interpelan e interpelan la realidad.

“…si nos hubiera matado mejor hubiera sido pues”

Viviana Valz Gen – Psicoterapeuta

 

A 21 años, de la entrega del Informe Final (IF) de la Comisión de la Verdad y reconciliación (CVR) . Salomón Lerner, presidente de esta, nos recordaba recientemente, que con el IF, se vivía un momento de fundadas esperanzas, muchas expectativas por todo lo que había por hacer, nos imaginábamos esta gran tarea de aprender de lo vivido, poder crear condiciones para trabajar los temas de fondo. Sin duda uno de los más importantes en el campo de la salud mental.Dificultades y respuestas de los y las familiares de víctimas del conflicto armado interno en el contexto del COVID-19 (Parte I) - IDEHPUCP
No se trata de “atender”, únicamente a las víctimas, cosa que sigue siendo necesaria; la realidad nos imponía una revisión de lo que había sucedido durante el CAI, no solo ocuparnos de la justicia y reparación integral de las personas directamente afectadas, sino sobre todo abrir un espacio de reflexión, análisis como país, mirando la participación de todos, crear condiciones para una transformación orientada a trabajar los problemas de fondo del país: esta organización social y del Estado, hecha estructura psíquica en la mayoría de los peruanos y peruanas permitió, toleró, incluso negó hechos de tanta violencia.
Desde el psicoanálisis podemos aportar tanto en el logro de mejores condiciones de vida, identificar lo que aún nos falta por procesar psíquicamente como país, como colectivo y que se hace presente en los hechos de violencia, durante las protestas sociales (dic 22 – mar23): 50 civiles y un policía murieron, más de 1,400 gravemente heridas durante las protestas . El relato de las personas afectadas hoy nos recuerda los relatos durante el CAI. Sin duda mucho por hacer aún, no podemos aprender de lo vivido, de lo sufrido.
También vemos avances, dolorosos por el tiempo que ha transcurrido y la afectación en la vida de mujeres, cuya adolescencia les fue arrebatada, entre 13 y 18 años cuando fueron víctimas de abuso sexual, en manos de miembros del Ejército Peruano.
Este 19 de junio, se dictó la sentencia del caso Manta-Vilca, (Huancavelica). La justicia y el reconocimiento ayudan a sanar heridas, promueven bienestar. Pero desde una perspectiva psíquica, no podemos dejar de observar los 50 años, esperando, el daño emocional es fuerte y se ha constituido en parte de sus vidas.

La justicia condenó con penas entre 6 y 12 años de cárcel a 10 exmilitares procesados por violación sexual. Un veredicto histórico: “Se condena a los acusados por los delitos contra la libertad y el honor sexual, considerados de lesa humanidad”, sentenció el juez.
Las señoras de Manta y Vilca nos remiten a las vivencias de muchas mujeres, del cuerpo como un territorio de lucha, son usadas para someter a la población, para humillar a los hombres, infundir miedo, un mecanismo para ejercer el control. El cuerpo de la mujer como instrumento para humillar a un “otro”. El dolor y sufrimiento se incrementaron en muchos casos, por embarazos no deseados, niños y niñas nacidas en ese contexto.
Las mujeres, son especialmente vulnerables, un problema, aún vigente : la discriminación histórica y profunda de la mujer. La “naturalización” de la violencia sexual a las mujeres; hace aún más difícil abordar el tema, se constituye en un “secreto compartido”, se sabe que sigue sucediendo, pero no se habla de ello.
Hay que valorar la capacidad de respuesta y de organización de las mujeres, no se quedaron como víctimas pasivas de la violencia; muchas de las organizaciones de afectados son lideradas e impulsadas por mujeres. Tienen además una gran capacidad de empatía y disposición para el apoyo a otros.
La violencia sexual deja, huellas dolorosas en la autoimagen, la autoestima personal. Muchos fenómenos psicológicos concurren en la defensa de la integridad emocional, la cohesión del “sí mismo”, son frecuentes las vivencias de “dejar de sentir el cuerpo” o “verlo como ajeno” “desconectarse”, “no me está pasando esto a mí”, “esto es sólo una pesadilla”.
Dentro de la lógica de la cultura patriarcal, hay poco espacio para la afectación asociada a la incapacidad de vivir una sexualidad plena. Muchas mujeres sienten que su “ser mujer” les recuerda la humillación, el dolor, que el espacio en el que podían desarrollar experiencias y encuentros con el placer, con la ternura han sido invadidos y permanecen en muchos casos ocupados.
¿Cómo aportar a des estigmatizar a las mujeres como víctimas? Con reconocimiento y políticas públicas que muestren no solo respeto y empatía, sino resaltando sus capacidades de afrontamiento, resistencia y la acción transformadora de las mujeres víctimas y sobrevivientes de la violencia en Perú.

“No se puede concebir de antemano lo que va a suceder, porque es algo no vivido”

Entrevista a Verónica Zevallos, psicoterapeuta psicoanalítica del CPPL 

Por Giancarlo Portugal

En la presente edición de Asociación libre entrevistamos a la psicoterapeuta psicoanalítica Verónica Zevallos D’Brot, quien es egresada de la promoción V de la Escuela del CPPL y es actualmente profesora del curso Psicoterapia psicoanalítica vincular de pareja y familia. Justamente, la presente conversación se ha centrado en presentar este enfoque vincular y cómo es un aporte latinoamericano que, contrario a lo que podría pensarse, también es aplicable a la clínica con un solo paciente.

 

La teoría vincular es un aporte latinoamericano a la tradición psicoanalítica ¿correcto?

La teoría vincular parte de Argentina con Janine Puget e Isidoro Berenstein, por eso se le llama teoría latinoamericana. La relacional es norteamericana, pero a pesar de que ambas son intersubjetivas y que parten de Freud, también, tienen aspectos sustantivos que las hace diferentes. En lo vincular no es que yo estoy acá y tú allí, nos relacionamos, y después yo me llevo esto y el otro lo suyo. No, sino que emerge del estar con otro. No es diferenciable decir ‘yo’ y buscar mi esencia porque soy yo frente a un tú claramente diferenciado, de todas maneras nosotros nos vamos haciendo con otros. Entonces, cómo se puede decir ‘este es mi yo auténtico que nadie ha entrado’, no, no se puede hacer eso. Desde la teoría vincular se cuestiona esa idea de identidad, por ejemplo, y que no hay una posición en términos del lugar de un individuo que está acá y otro que está allá, sino que se usa el término ‘vincular’ como un artilugio para evitar esa medida que da a lugar el lenguaje.

 

El psicoanálisis se asocia, desde su nacimiento, a la idea de un solo paciente en la clínica. Desde su origen esa era la figura, pero luego ha habido innovaciones teóricas y prácticas, donde ya se incluía no solo el cambio en la frecuencia, sino si había o no diván por ejemplo. Incluso, sobre las interpretaciones si es que eran transferenciales o extra-transferenciales. Una de esas innovaciones era si era posible tener a más de una persona en el consultorio ¿Es realmente posible psicoanalíticamente?

A partir de una solicitud espontánea de una paciente que era de Janine Puget, que la dejó de ver y luego la paciente le pidió tener terapia con su propio esposo fue que aquella inició la terapia de pareja. Luego, se sumó Berenstein. Al principio empezaron con conceptos conocidos del psicoanálisis, estirándolos un poco y tratando de aplicarlos, que enganchen tal cual, pero la sesión individual es distinta a la sesión de pareja. De esto se fueron dando cuenta poco a poco. Eso implicó la necesidad de crear otros conceptos y otro entendimiento, buscar otro punto de partida: pasar de lo intrasubjetivo a lo intersubjetivo. Desde las bases del psicoanálisis es que parte lo vincular. Lo que pasa es que ya no se extiende el psicoanálisis individual hacia lo vincular, sino que enriquese a lo vincular. Lo vincular es el borde, no lo complementa, sino que lo excede al psicoanálisis individual.

 

La danza (1910) por Henri Matisse. Óleo (260×389 cm).

Uno de los conceptos importantes en este enfoque es el de la alteridad ¿Qué significa este Otro para la terapia vincular y qué repercusiones tiene para la clínica? Lo pregunto porque en la clínica la idea suele ser pensar que el paciente nos trae la representación de otras personas, pero son personas que no conocemos. En cambio, cuando hay más de un paciente en la clínica, muchas veces hay representaciones sobre las personas que están ahí en el consultorio

En una clínica donde hay más de una persona, las cuales tienen un vínculo, pero en una relación que no está andando, no hay una representación, porque están presentes. Entonces, el Otro hace tope a la representación, no puede ser lo que a uno se le ocurra, porque hay un Otro que tiene su propia palabra respecto a lo que se está mirando. La presencia también invita a reconocer que estando afuera ese Otro, tiene cualidades de un Otro que pueden complementarse, porque es necesario eso para enamorarse, para gustarse, pero también tiene un aspecto ajeno totalmente, no conocido, con lo que el uno no se puede identificar y que siempre va a estar allí… y es necesario que estén allí.

 

¿Dirías que esta alteridad presente fenoménicamente facilita el proceso desde nuestra posición como psicoterapeutas o, más bien, la dificulta?

Yo diría que la hace diferente. Si piensas la terapia vincular en términos identitarios sí va a ser bien difícil, va a ser una mirada de varias individualidades y a partir de estas dices ‘ah, ya, bueno, esto es lo que pasa’, pero, en la teoría vincular, pasas al pensamiento intersubjetivo donde lo vincular es lo que emerge como una cualidad del estar juntos, sabiendo que el Otro es un exterior, que no me pertenece. Son dos sujetos, cada uno con sus experiencias y su vida, pero al hacer un vínculo entre ellos – no es que están vinculados todo el rato, son momentos en que se vinculan – implica, en principio, un conflicto. Es distinto incorporar al Otro, identificándome con él porque lo deseo, que tener la obligación en el pertenecer porque el Otro está fuera de mí. Entonces, son dos sujetos que al momento de hacer este movimiento en su trato se van relacionando, crean algo, un producto, que no han vivido en otras ocasiones. En la película Una relación privada (Fonteyne, 1999), en un momento se tiene la fantasía de tener una relación donde nunca se conozcan y todo sea a partir del sexo, pero luego de eso va cambiando. No se puede concebir de antemano lo que va a suceder, porque es algo no vivido.

 

¿La teoría vincular se puede aplicar a una psicoterapia donde hay un solo paciente? Porque podría pensarse que está pensado solo para parejas o más de uno

Sí, sí se puede. Se considera que hay efectos de la cultura, porque, por ejemplo, el paciente no siempre llega tarde porque se está resistiendo. Podría ser por, por poner un caso, el tráfico por un alcalde al que se le ocurrió cerrar las calles. Eso es parte de la cultura. Un ejemplo que pone Berenstein: en uno de sus trabajos – un paciente que no era de él, era de un colega  – el paciente decía ‘huelo a quemado’ y el terapeuta interpretaba y el paciente seguía diciendo ‘huele a quemado’ y lo seguía interpretando, hasta que se voltea el terapeuta y se estaba quemando la cocina. Entonces, eso es incluir la cultura, lo externo, como parte de aquello que envuelve a la pareja terapeuta-paciente. Lo otro es escuchar… hace complicada la elección del terapeuta, porque uno puede escuchar y presentarse como un Otro-terapeuta o puede escuchar y seguir siendo espejo. Esa elección del terapeuta lo complica, porque tiene algo que hacer eligiendo lo que quiere hacer en ese momento, como interpretar o intervenir, si de esta manera, si me incluyo, si interfiero.

INFERTILIDAD Y DEPRESIÓN

Patricia León – Psicoanalista de la SPP y docente del CPPL

La infertilidad puede generar cuadros depresivos. La autoestima se ve afectada por culpas y reproches (“algo anda mal en mi cuerpo…en nosotros-como pareja”, “soy menos que las otras mujeres”, “no debí esperar tanto tiempo”), así como por la pérdida del objeto deseado, el hijo (a) anhelado que cada mes, una y otra vez, no llega.

La infertilidad confronta a la mujer con el mandato biológico, cultural, social y familiar de tener hijos. Cada caso de infertilidad está atravesado también por la biografía y cómo no, por los deseos (de unión-fusión y trascendencia con la pareja, con el deseo de convertirse en padres y más) y fantasías inconscientes (reparar la propia niñez, ser tan o más fértiles que los propios padres, comprobar que las fantasías inconscientes de daño y destrucción hacia la madre y hacia uno mismo no son reales y más) de la mujer y de su pareja. Sin duda, la historia de infertilidad es atravesada por la relación con el cuerpo: con su complejidad y misterio; con su presencia y poder permanente, silencioso y gravitante en la vida; vivido como un aliado o un enemigo.

Actualmente, algunas mujeres (con recursos económicos) pueden acceder a los tratamientos de reproducción asistida alimentando así su esperanza, aunque también añadiendo una tensión aún mayor y más compleja a la vivencia de la infertilidad.

Por todo esto, diríamos que la mujer se ve jaloneada entre su soma y su psique. Sus deseos versus la realidad de su cuerpo.

La sensación de intervenciones médicas que invaden la intimidad física y sexual (extracción de óvulos, controles de ovulación, etc), propuestas cada vez más diversas y complejas, como: donación de óvulos o esperma, fertilización in vitro, embriones congelados, vientres de alquiler que colocan a los involucrados en dilemas incluso morales o religiosos o en la necesidad de pensar y decidir si seguir intentando y por qué, así como con la necesidad de poner un límite y definir hasta cuándo. A la decepción y el dolor de no lograr el embarazo deseado se le sumará la posibilidad de perder cada implante de embrión y, luego, sin mediar duelo de por medio, seguir intentando.

División entre psique y soma, una mujer partida en dos o más pedazos. Winnicott nos dirá que el soma y la psique son una unidad, pero, en cada mujer y/o pareja, la infertilidad es como llevar un divorcio a cuestas.

En la práctica, la medicina y el psicoanálisis tienen el reto de intervenir de manera integrada y no de manera escindida. Los médicos especialistas en fertilidad necesitan saber cuánto demanda emocionalmente atravesar estos tratamientos y el psicoanalista necesita reconocer la realidad del soma y no “interpretar” con ligereza por ejemplo que los abortos son un rechazo inconsciente hacia la maternidad, alimentando así tanto la baja autoestima como el sentimiento de culpa en la mujer.

¿Cómo acompañar un deseo, así como un dolor tan íntimo, profundo, múltiple e inefable? Por supuesto, con nuestras herramientas clásicas, pero añadiendo que nuestra misión y tarea está en cómo ayudar a crear internamente un espacio generador de VIDA: la de la mujer, la de la pareja y también la posibilidad de crear y dar vida biológica o no, a un Otro. En mi experiencia, la literatura también vino a mi rescate, años atrás con la obra de teatro de García Lorca “Yerma” y hace poco con la lectura del libro “Infértil” de Rosario Yori.  Ambos autores logran poner en palabras lo que de otro modo “solo serían balbuceos” (como dice R. Yori). Escritores que transformaron el dolor humano en un acto creativo, ¡lleno de vida!

¿Qué dirían ustedes?

 

“La crítica es importantísima, porque la crítica es la que nos lleva a replantear las cosas que hemos vivido”

Entrevista a Luis Herrera, psicoanalista didacta de la SPP y docente del CPPL

Por Giancarlo Portugal

 

En esta, la primera entrevista de Asociación Libre, conversamos con Luis Herrera Abad, referencia del psicoanálisis en el Perú. El también docente del curso de Psicoanálisis y cultura del CPPL expresa en el presente diálogo no solo vocación por la necesidad de lo social e intersubjetivo en la teoría y clínica psicoanalítica, sino que también expresa cómo de importante es pronunciarse críticamente sobre la realidad de la nación siendo psicoterapeutas.

 

Profesor Luis Herrera, muchas gracias por aceptar ser el primer entrevistado del boletín Asociación Libre. Quería empezar preguntando ¿Por qué consideraría que es importante relacionar al psicoanálisis con la cultura y nación de un país?

Varias razones, pero algunas más importantes que otras. Quizá la más importante es que el psicoanálisis no es – como se creyó en un momento – un estudio del individuo. Es un estudio de psique y no es posible definir la psique sin el intercambio social, sin la sociedad. Entonces, el hombre siempre es un hombre con un otro, nunca solo. De ahí que haya necesariamente que revisar la psique en términos de las relaciones que el hombre tiene con sus instituciones, con otros hombres, con uno mismo, etcétera.

Ahora, eso es un reto, porque Freud ya había señalado que hay tres grandes fuentes de angustia: la naturaleza, el propio cuerpo y el otro. Esta última es la más difícil de poder manejar, porque es donde surgían todos los conflictos, todos los problemas, básicamente. Es decir, surgían en las relaciones entre seres humanos, por lo que hacía indispensable mirar al ser humano en relación con otros.

Allí, se extendió la idea de que el psicoanálisis es una herramienta que también tiene que tomar en cuenta a la colectividad humana. Como decía Castoriadis, el hombre es, a la vez, un colectivo humano. El ser humano está precisado a incorporarse en grupos y, al incorporarse, tiene que renunciar a sus propias demandas individuales para poder hacerlas colectivas. Eso trae dificultades y beneficios.

 

Justamente, en la tradición psicoanalítica ha habido cierto debate de si es posible hacer un traspaso de una conceptualización de la individualidad psíquica a lo intersubjetivo y empezar a hacer reflexión de una colectividad ¿Usted ve problemático este salto?

Lo que creo es que el modelo que tenemos sigue el modelo psíquico freudiano y la idea es que el ser humano tiene que ser visto, primero, desde su origen biológico, el cual ya es algo que supone un intercambio con otros. Luego, la ruptura con ese desarrollo biológico, que hace que aparezca más el conflicto humano. Tras ello, la aparición de las instituciones que son las que ayudan al ser humano a seguir construyendo algo más allá de lo estrictamente biológico. Eso ‘más allá’ de lo biológico es – si se quiere – energía, como ha hecho Freud con la sexualidad: la sexualidad es una gran energía, no habría cultura sin sexualidad y, de igual forma, no habría cultura sin pulsión de muerte. La conjunción de ambas – Malestar de la civilización – es la que da una idea más cabal del ser humano.

Cuando Freud, en sus inicios, se dedicó básicamente al individuo y aparecen – de ahí mi afición a la obra cultural de Freud – poco a poco los otros hombres, ve que tienen un papel fundamental. Por ejemplo, la aparición de la guerra. Y en Totem y tabú, que es el origen prácticamente de la obra cultural de Freud, está empeñado en descubrir cómo el hombre pasa del estado salvaje al estado civilizador. Entonces, por ahí creo que va el asunto, el punto no puede separarse. Por ello, hay una necesidad de hacer psicoanálisis de la cultura.

Gran grupo de personas caminando por la ciudad Concepto de vida urbana

¿Y en esa línea, pensándolo ya no como tradición psicoanalítica en general o globalmente, sino desde el Perú, con nuestros conceptos qué podemos decir del país?

Bueno, lo primero que podemos hacer es hablar, denunciar las cosas que nos parecen mal y plantear posibilidades de respuesta. Es decir, intentar mantener la esperanza, porque sin esperanza no hay ser humano tampoco y al mismo tiempo que mantener la esperanza, mantener la actitud crítica. Si el ser humano en su educación temprana no se ejercita en la crítica va a quedar disminuido para poder hablar con otros seres humanos críticamente sobre lo que le sucede. La crítica es importantísima, porque la crítica es la que nos lleva a replantear las cosas que hemos vivido.

Nosotros desde el Perú, lamentablemente no tenemos una historia real salvo una que otra cosa publicada por algunos historiadores – entre ellos La historia de la corrupción (Quiroz) – pero nosotros no hemos hecho lo que los psicoanalistas llamamos un duelo por nuestra historia. Entonces, como no hay un duelo, la gran oportunidad la hemos dejado postergada a través del Informe Final de la Comisión de la Verdad. Ahí teníamos datos muy valiosos que se han quedado despreciados por gente que no le interesa o que no le conviene recoger lo que sucedió realmente en el Perú. Entonces, por ejemplo, ahí tenemos un trabajo que hacer, porque nosotros somos recolectores de historia también y sin historia es bien difícil darle una lectura.

 

Con respecto al momento actual del país, pensando en este hablar, en este duelo al que usted refiere ¿diría que estamos en uno de los momentos más difíciles de las últimas décadas?

Sí. Bueno, el mundo, primero, está atravesando por una crisis hace ya tiempo, sino que lo digan los mismos psicoanalistas y que nos den el dato de cómo así sus consultorios son llenados por personas que están en situaciones de depresión o, en lo que Bleichmar, llama el malestar sobrante, ese malestar que queda de todas las cosas vividas y que no han sido elaboradas. Nuestra historia – insisto – no ha sido lo suficientemente elaborada.

Entonces, sí creo que en el Perú la cosa es seria. Tenemos que buscar rehacer esa historia, que a mí me la enseñaron y no me sirve para gran cosa la verdad. No solo hay que saber que eran 14 incas que uno no recuerda si le preguntan, hay que saber qué hicieron en provecho por el Perú. Yo recuerdo siempre en un trabajo haber colocado un yaraví que se llama ojos de piedra, de un autor joven, Pinto. Es un hombre que pasa por Ayacucho, después de que Ayacucho está convertido en una enorme colección de muertos y sangre y dice “Del grito de libertad/Que por las costas se oyó/Hablan los himnos en vano/Ay ay ay ay/Yo no sé quién lo gritó//Ojos de piedra tuviera/Para poder resistir/Y aun cuando más me doliera/Ay ay ay ay/No los dejara de abrir”.

No hay mucha idea de patria o patria para algunos es un ‘¡Arriba, Perú!’ o un equipo peruano que está último en las eliminatoria. Somos malos, pero ‘somos buenos’ cuando hay un partidito que empatamos. Hay una idea absurda, una sobrevaloración en cosas que no tienen por qué serlo y la educación no es crítica, es un desastre y con este Congreso, peor todavía que se han tumbado las reformas que pretendían cambiar la educación. Por ejemplo, Con mis hijos no te metas con esa fanfárrea absurda que es lo contrario a la crítica. En fin, podemos escuchar a representantes de la patria, incluso, algunos les llama ‘padres de la patria’, gente que con las justas llega al lenguaje, que no está preparada para ser padres de la patria, realmente, que solo piensan en su bolsillo y ahora se están anulando todas instituciones para quedarse, lo cual es un desastre más. Entonces, el peruano, en relación al Perú, es apretado por la sensación de incertidumbre, que es una suerte de cáncer. Yo no sé por quién votar, por ejemplo, no tengo idea y en las últimas votaciones he votado en contra.

 

Aprovechando el tema de las votaciones, ¿usted diría que tendría que haber más relación entre psicoanálisis y el Perú o el psicoanalista y psicoterapeuta tendrían que abstenerse?

No, no, no. No tiene por qué abstenerse, eso es lo que ha hecho siempre, encerrarse en su consultorio, entonces, no ve nada más que cuadros clínicos y cosas por el estilo, sin considerar que la mente humana, para poder funcionar como mente humana, requiere de un marco social. Entonces, se olvida de eso y ya nos quedamos con solo pacientes, cuando estos a veces se transforman en personas que han tenido que pasar por situaciones muy difícil y que han tenido que sobrevivir, entonces son más damnificados que pacientes. En la época de Freud eso no se dio, pero después sí. A mí, por eso me gusta la escuela francesa, porque van a eso directamente.

El Adulto Mayor

Lourdes Schutte – Psicoterapeuta Promoción 35

Con mis años ya corridos, como fichas de escolaso.
Sin haber tenido nunca un buen puerto donde anclar
Así crucé por la vida, llevando siempre a mi paso
La esperanza de que un día me llegase a acomodar

(Campaneando La Vejez. E. Escaris)

Gretta, con sus 78 abriles, ingresa por primera vez al consultorio, con rostro incrédulo y pasos cautelosos se asoma, identifica el lugar que la espera y se sienta diciendo: “haber pues… no sé si se pueda hacer algo pero acá estoy. Porsiacaso no vengo por mi, vengo por mi hija. Ella y yo no nos llevamos bien, aunque no vivimos juntas cuando nos vemos o hablamos alguna discusión aparece. El problema es mi hija. Ando con la rodilla medio mal pero en fin a mal tiempo buena cara …” “Vivo sola ¿qué más puedo decir? no podría vivir con nadie más, claro que mi casa quedará para mi hija cuando yo me vaya a la otra. El otro día fui al velorio de un amigo, él estuvo muy triste desde que dejó de trabajar…” – Gretta relata con minuciosidad cómo y cuando conoció a su esposo, deja correr sus recuerdos, detalla diversas escenas de su vida, casi al final de la sesión aclara: “recuerde que el problema no soy yo sino mi hija…”Así afecta la soledad al cerebro de las personas mayores

Las viñetas de los adultos mayores suelen tener la particularidad de incluir temas que abrazan añoranzas, recuerdos, preguntas, reflexiones y preocupaciones propias de la longevidad. Infaltable los refranes y el lenguaje adornado para tocar temas tan complejos como la enfermedad y la muerte. En ocasiones hasta las resistencias y defensas transitan con aires de naturalidad como si se preguntaran ¿qué más se puede perder?

La atención puesta en otros parece ayudar a iniciar un amplio despliegue de contenidos, especialmente si traen en mente a un familiar cercano. Gretta trae a su hija en mente, algo la confunde, por un lado parece querer pedirle que la visite, la llame, la salude, que esté para ella cuando la necesite y a la vez no quiere ser mirada como una niña solitaria, dependiente e indefensa.

Los temas acerca de las enfermedades o el deterioro del cuerpo es otra forma de expresar que el cuidado continuo es una necesidad, las visitas a los médicos son más frecuentes. La preocupación aparece tanto al recibir diagnósticos como al continuar con tratamientos “de aquí en adelante” y a “no olvidarse” de tomar la medicación indicada. Las mesitas de noche se van llenando de recetas y de apuntes de próximas citas. Los cuidados ocupan el día a día.

Un recorrido hacia atrás detiene sus recuerdos en alguna pérdida o en aquello que no pudo ser. La muerte de amigos y familiares los remite a pensar y vivir su propia muerte, tal como describe Alizade (1995) “Vivir la muerte quiere decir aproximarse en estado de vigilia, de curiosidad lúcida, a una experiencia que no es nunca la experiencia de la muerte misma sino más bien la experiencia de las vivencias de los tiempos previos a su advenimiento”. La posibilidad de “irse a la otra” como dice Gretta, está latente.

Los adultos mayores suelen asociar la dedicación puesta en el trabajo, a lo largo del tiempo, con la forma en la que llegaron a la jubilación.  Las organizaciones, por su parte, colocan su atención en los procesos de selección y evaluación del desempeño laboral, al acercase la etapa de jubilación del personal, en el mejor de casos, suelen preparar un agasajo protocolar, sin tomar en cuenta el impacto que podría evidenciarse en el trabajador después de la desvinculación. Esta etapa podría direccionarse, a través de procesos que permitan acompañarlos en la elaboración de un organizado plan personal de vida. El que estaría encaminado a que el jubilado o jubilada continúe poniendo sus facultades en aquello que desea hacer o que ha sido postergado. Se trata de entrelazar las posibilidades con sus intereses y prioridades.  Así se podría evitar que personas, como el amigo de Gretta, sufran un decaimiento en su salud emocional a partir de la pérdida del trabajo.

Es importante transparentar la viabilidad de iniciar un ciclo fructífero durante la vejez, que permita encontrar un orden y además ir descubriendo una visión flexible para lo que se quiera ir integrando de la vida misma, es una oportunidad que provoca, dentro de todo, también ilusión. Recordemos que “La madurez biológica es un buen tiempo para el advenimiento de la madurez psíquica” Alizade (1995).

 

 

“¡Un psicoanalista no se jubila nunca!”

Jorge Gorriti – Psicoterapeuta Promoción 36

Es una frase de Asbed Aryan, psicoanalista de origen egipcio criado y formado en Argentina. Ante la repregunta responde: “Ser psicoanalista es más que ejercer una profesión, un trabajo…es una manera de ser en el mundo.” Psicoanalista Jacques Lacan: teoría psicoanalítica Lacaniana

La evidencia de lo dicho nos la ofrece Sigmund Freud quien trabajó hasta la noche anterior a su muerte (entrevista con CS Lewis) a sus 83 años. Tenemos también a Wilfred Bion cuyo último libro “Memorias del futuro” fue publicado poco antes de su muerte a los 82 años; Jackes Lacan dicta charlas y seminarios hasta un año antes de su muerte a los 80 años; André Green publica “L’espérance” a los 84 años y muere a los 85; Donald Winnicott publica Realidad y Juego a los 75 años, edad en la que fallece; “Envidia y gratitud” de Melanie Klein es publicada a sus 75, tres años antes de su muerte.  Otto Kernberg a sus 95 años sigue publicando: “Envidia, odio y la misión de la psicoterapia: explorando la mente negativa (2023)”.

Desde el grupo Adulto Mayor del CPPL, con ocasión del XII Congreso de FLAPPSIP, entrevistamos al psicoanalista uruguayo de 87 años Marcelo Viñar  y le pedimos que nos diga qué piensa sobre la jubilación como ese acontecimiento que para la gran mayoría marca el fin de una vida laboral y el inicio de una nueva e incierta etapa. Marcelo empezó hablando de la vida como ese camino impredecible que nos posiciona ante el horizonte de la muerte y evocó a su padre quien ante esa misma pregunta respondió: “que sentía que sus 70 años eran un momento glorioso, porque él era un millonario en experiencias, un millonario en recuerdos y evocaciones. Es decir, que transformó la pregunta que lo polarizaba o que lo depositaba en un lugar de dolor, hacía un lugar de celebración, de festejo”

Y luego nos habló de su vida, de sus nietos, de su declinación física, de sus cada vez más escasos pacientes: “claro ahora hay que dejar los casos graves, hay que buscar jóvenes impetuosos para que se hagan cargo. Y si uno tiene suerte, ese joven que recibió al paciente nos pide una supervisión”. Marcelo soltó dos frases que terminaron dando título a la entrevista: “Vivir la vida vale la pena… pero… sería terrible que el hombre fuera inmortal”.

Fuimos a preguntarle por la jubilación pensando en ese momento crítico, de quiebre, en el que el cese del espacio laboral marca el hito hacia la declinación y a ese sentimiento de inutilidad y de carga en el que nuestra sociedad moderna y capitalista coloca a sus jubilados. Y Marcelo desde sus 87 años de psicoanalista activo, que acude a conferencias, que da entrevistas; nos responde, que de la vida uno no se jubila.

 

 

Sección especial: Pensamientos y sentires de Ana

“Muestro mi cuerpo porque lo siento como  material literario. Igual que con la escritura es lo más auténtico que tengo. Estas dos armas me han trasformado en una mujer libre y sin-vergüenza. Y de eso ya no se vuelve. Ya no hay retroceso. Cuando una mujer se apropia de su cuerpo y de su deseo ya nada la detiene. Pero cuando una mujer con condiciones físicas limitadas y,  con dos dispositivos extraños en su cuerpo, se exhibe, puede llegar a interpelar, incomodar y generar censura y rechazo. Porque para la sociedad una mujer con discapacidad es asexuada, sin deseo y  no es una mujer sino una niña”.

Entrada del 9 de junio de 2019 en el blog anabuscalamuertedigna.wordpress.com

 

 

Antes del olvido – por Ana Estrada

 

Tus ojos salivaron esta canción que alimento,
la sutura en sus notas es gorjeo en mi respiración.

 

He intentado melodías, una selva grácil.
Pero este indómito lugar desde donde te escribo
tiene los sonidos azules de mi abandono.

 

Y toco mi voz milenaria de ondas verdosas
y adivino el reclamo en mi pecho.
Atravieso constelaciones acuosas.
Visto un tramado de espuma y calma.

 

La sal de mis poros.

 

Aquí todo respira.

Entrada del 14 de marzo de 2024 en el blog anabuscalamuertedigna.wordpress.com

Selección realizada por el equipo editorial del Boletín Asociación Libre del CPPL

 

Bienvenida eterna Anita

Lic. Fanny Eliana Ludeña – Psicoterapeuta en el CPPL de Pareja y Familia

Este escrito más que una despedida es una  bienvenida a Anita al sitial  de lo memorable, de aquello que hace historia, dándola a conocer como  persona y terapeuta, y hoy es la figura  que nos deja un precedente que puede aliviar y dar esperanza a otras personas sometidas a sufrimientos inútiles, que hacen que realmente no tengan una “vida”.

Anita era alegre, sonreía a menudo, siempre activa, sociable. Tenía un  trato amable y  delicado,  vestía siempre elegante, combinaba tonos suaves de colores,  llevaba el  cabello largo, suelto y brillante, en resumen era la imagen de una persona que se cuidaba con cariño. Hacía reuniones alegres en su departamento, era conversadora y atenta, vivía con su gato Amaro, al que quería mucho y al que tuvo que renunciar. Cultivaba amistades significativas, sus amigas la aman con admiración, respeto y siempre la acompañaron.

Anita llegaba temprano a trabajar. Una vez, contaba animada su entrevista con el alcalde de Miraflores para solicitar rampas para sillas de ruedas en las calles, años antes que se diera esa ordenanza en Lima.

Tomaba fuerza para expresarse cuando había algo que le sonaba contradictorio ó absurdo, siendo perspicaz daba su opinión, era aguda en sus comentarios, hablaba con seriedad y argumentos. Era libre de decir lo que pensaba y sentía, sin ser condescendiente. Solidaria siempre, muy sincera, podías preguntarle algo que otros podían evadir responderte.

En las supervisiones de casos en grupo, cuando tomaba la palabra la escuchábamos con respeto y con cierta tensión de que nos observara algo; sus apreciaciones eran iluminadoras, con sustento teórico y daba con frecuencia un punto de vista de su propia contratransferencia, con finas interpretaciones. Presentaba sus casos por escrito, lo hacía con una grabadora de voz, tecnología nueva en ese entonces. Es decir se desempeñaba con naturalidad, sorteando lo que podían ser dificultades.

Confiaba en derivarle pacientes que necesitaban empoderarse en sus vidas ante desavenencias con sus parejas y familiares. Complicados y pesarosos eran algunos casos, y Anita con gran compromiso hacia sus pacientes sabía transmitirles algo, no hay una palabra que pueda describir lo que transmitía, en realidad las palabras se quedan cortas para describir lo que algunos dicen energías, vibras.

Yo me sorprendí a mi misma despertándome de madrugada para hacer anotaciones a este escrito, que ya había avanzado apenas me lo pidieron, no es mi estilo, me dí cuenta que lo inicié “al toque”,  y eso de madrugar no suelo hacerlo, y entonces me doy cuenta que es la influencia de Anita, lo que ella transmite. Me hace bien recordarla  y también  da valor. Es así que decidí escribir a pesar que un familiar me dice, ten cuidado, es un caso que ha generado controversia, te “funan” por Internet. Y es que en la cultura popular, puede ser incomprensible su hazaña, el hecho de poner la dignidad y libertad de decidir como seres humanos en nuestra vida y muerte por encima de normas rígidas y paradigmas.

Ana siempre fue libre y muy lúcida, y cuando ya no pudo trabajar,  ni aportar más, postrada,  parecía que se apagaba su luz en el olvido, pudimos ver cómo ella más bien cobró más  fuerza con su voz y mensaje, y firme decisión final, siendo noticia a nivel mundial, convirtiendo su lucha en un hito en la historia del Perú, como reconoció la Defensoría del Pueblo.

Gracias por su vida y su legado.

Vuela alto eterna Anita.