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Entrevista a Valeria García sobre Wilfred R. Bion

Entrevista realizada por Giancarlo Portugal Velasco*

 

“La salud es el movimiento. Y en ese movimiento el pensar es lo esencial, el pensar como experiencia emocional que produce un cambio psíquico.”

Valeria García es psicoterapeuta psicoanalítica de la promoción XV del CPPL y psicoanalista de la SPP. No obstante, también tiene otras varias facetas: es, a su vez, profesora de diversas instituciones, entre las cuales destaca su participación en la maestría de intervención clínica psicoanalítica de la PUCP y en el instituto de la SPP. Igualmente, vale mencionar que, por años, ha dictado en la Escuela del CPPL; entre sus cursos, ha marcado a diversas promociones con sus aproximaciones a Wilfred Bion. Así, en esta entrevista, nos brinda un acercamiento a este, uno de los pilares del psicoanálisis.

 

Bueno, Valeria, lo primero, agradecerte por el tiempo para hablar de Bion. Déjame comenzar diciéndote que yo te recuerdo mucho afirmando que Bion tiene cuatro etapas diferentes en toda su producción, ¿nos comentarías un poco de ellas?

Sí, claro. Él no las separó así, pero digamos que los analistas posteriores separaron las etapas en función de las temáticas que trabajó. Son lo que me gusta llamar los cuatro tiempos. Primero está el tiempo pre-analítico, que es el tiempo de la teoría de grupos. En este tiempo él aún no es psicoanalista y surge de su experiencia en la guerra, cuando está allí como psiquiatra. Pasa que a él le llama la atención que hay situaciones en los grupos a los cuales se les da una tarea y terminan ocurriendo otras cosas que intenta explicar.

El segundo tiempo ya es como analista, cuando él se gradúa con su artículo sobre “El mellizo imaginario” que está en su libro Volviendo a pensar. Dicen que Klein lo aprobó, le dio el visto bueno. Ese es el llamado momento de la psicosis, el periodo en que estudia la psicosis o los aspectos psicóticos que tenemos todos los seres humanos en la mente. Fue toda una revolución para la época, porque rompe con la modalidad de “estructuras”, que hoy ya no se manejan tanto. Más bien, ahora se ven como organizaciones, configuraciones mentales que son móviles, predominios… sean más desarrolladas o menos desarrolladas. Entonces, cuando él descubre que todos tenemos un aspecto psicótico más o menos desarrollado, más o menos oscurecido, es toda una transformación.

El tercero es el periodo de la teoría del pensamiento o teoría epistemológica, que es el periodo más profundo. Para mí es el más importante. Esta teoría ha terminado decantando muchas escuelas en diferente índole. En todo ese periodo grande que se llama del pensamiento, él homologa mucho lo que es pensar y lo que es conocer, porque hace referencia a si estás o no abierto a recibir experiencias, a recibir impactos emocionales que van a producir turbulencias, crisis en las ideas que te van a permitir mirar el mundo de una manera distinta a la que pensabas antes. Para él pensar es una fuerte tarea emocional, no está ligado ni a la intelectualidad ni a la racionalidad, sino más bien a formaciones emocionales que entran como un choque.

El último periodo tiene distintos nombres, más místico lo llaman unos, más futurista le llaman otros. Es un periodo muy cuestionado, porque hay gente que plantea que ya estaba muy viejo. Decían que estaba relacionado con el deterioro de su edad. Otros lo defienden como el más creativo y lo defienden a raja tabla. Es un psicoanálisis convertido casi en textos literarios, casi dramaturgia. Son historias. Él cuenta historias, entonces a través de las historias él va pasando por mundos. Algunos se preguntan ‘¿esto es psiconálisis?’ Él dice sí, porque lo que hacemos en el consultorio es todo el tiempo esto: arribar a mundos, imaginarlos, imaginar el color de las ropas, de los paisajes… los pacientes nos traen imágenes. Es como cuando uno va al cine y uno ve una impronta personal. Esos son los cuatro tiempos.

 

Maricarmen Ramos tiene esta idea de que Bion tenía rasgos fóbicos, que había una angustia social fuerte. A mí esto me llama la atención por varios motivos, pero él empieza sus trabajos sobre, justamente, grupos sociales, que era eso que le generaba tanta angustia ¿Cómo así se estructura esta teoría de los grupos? ¿qué tiene que ver con conceptos psicoanalíticos como el inconsciente?

Él identifica y nomina dos modos de funcionamiento. Son dos formas de funcionamiento: el grupo de trabajo y grupos de supuesto básico. El grupo de trabajo es, digamos, la consciencia. Es la tarea que te piden a ti. Entonces, hay un grupo con una tarea y empiezan a funcionar con ese objetivo. Entonces, empiezan a aflorar ciertas dinámicas entre los miembros que van a producir cierta ruptura en esto que se llama grupo de trabajo. La característica que él descubre es que esta ruptura tiene un tipo particular de ansiedad que va pululando en el grupo. Él, teniendo como referente teórico a Klein, detecta que en el grupo suceden los mismos mecanismos que le suceden al bebé. Así, descubre que hay dinámicas donde hay ansiedades esquizo-paranoides y otras más depresivas. Cuando los grupos tienen estas características los llama grupos de supuestos básicos.

[Estos supuestos]Son tres. El supuesto de dependencia, en el que todos los miembros están muy atentos al líder, por ejemplo, o a algún miembro del grupo y todos dependen de él y hay una adhesión al pensamiento de ese líder. Entonces, escasea el criterio propio. Él comienza a percibir que cuando se está en grupo se pierde la unidad del Yo. El grupo hace que los límites yoicos se desvanezcan. Entonces, todos dependen de este líder. Él hace el correlato con la relación del bebé con el pecho, de una profunda dependencia al pecho. Hay una dependencia, idealización, sensación de desvalimiento. No obstante, ese supuesto básico puede cambiar muy rápidamente a otro. Cuando uno está, el otro está oculto. Desaparece uno y aparece el otro.

El segundo es el supuesto básico de ataque y fuga. Este es donde se evidencian con más fuerza las ansiedades esquizo-paranoides del grupo y, por ende, las hostilidades. Aquí Bion referencia Freud con el Edipo donde el padre es el líder. Hay alianzas y un enemigo, cualquiera, un miembro se vuelve el repudiado, ese al que hay que sacar, el chivo expiatorio, el que porta el conflicto. La clásica de los niños: hacen alianzas y ‘hay que sacar a ese’. Ese supuesto básico divide.

El tercero es el de apareamiento. También tiene una fuerte connotación ligada a Freud, ligada a la escena primaria. Es decir, la fantasía del que va a nacer ‘¿Qué sucede antes de mi nacimiento?’ Es la escena primaria ‘¿Cómo fue mi origen?’ La fantasía de mis padres creando algo, creándome. En ese sentido, el grupo está atento a la llegada de lo que Bion llama “el mesías”, el salvador, una suerte de deidad que va a rescatar al grupo de sus conflictos, pero la característica es que no llega. No es como en el grupo de dependencia, que sí está el líder. La condición es la no realización de esta fantasías.

Todos estos modos de funcionar son inconscientes. Ninguno es consciente. Se hacen conscientes cuando irrumpen el grupo de trabajo y desestabilizan el objetivo consciente. Entonces quien lleva el grupo tiene que hacer notar y saber que los miembros están oscilando todo el tiempo entre estados más regresionados y más evolucionados de la mente y que lo que hace una persona en grupo no lo haría sola, porque hay esta suerte de manada.

 

En la siguiente etapa, ya el Bion analista, me parece, viene la reflexión sobre el sistema percepción-consciencia y la relación con la psicosis.

Es una teoría bien compleja. Hay diferentes sistemas. Entonces, cuando esos sistemas están fallando, por distintas razones, la posibilidad de contacto con el mundo exterior y el mundo interior empieza a resquebrajarse. Así, con los pacientes más graves, partes de esa sensibilidad o sensorialidad son expulsadas, las fantasías se expulsan vía identificación proyectiva, que es la forma kleiniana de inocular en otro objeto la parte no deseada de uno, en este caso, del Yo.

¿Qué sucede con esa parte? Fragiliza al Yo, porque le va quitando pedazos de lo que posee. El Yo tiene, para estar armado, para tener un cuerpo – vamos a imaginarlo así – necesita tener ciertas cosas, discriminación, juicio, criterio de realidad, la memoria. Entonces, cuando se le van quitando, se va quedando empobrecido y los objetos se vuelven contra el Yo en la fantasía. Por ejemplo, si hay un conflicto con la mirada, el paciente puede percibir que lo miran, entonces, no soy yo quien está mirando, sino que soy yo quien es mirado. En casos graves, hay lo que Bion llama objetos bizarros y te pueden mirar objetos inanimados, siempre objetos que tienen que tener que ver algo con la mirada. Tiene que haber una ligadura entre lo que se coloca y el objeto.

El sistema percepción consciencia no es el único, hay otros como la memoria, el juicio. Si esas también empiezan a proyectarse, la parte psicótica hace que todas estas funciones del Yo dejen de existir y estén afuera. Entonces, el sujeto se queda con muchas menos posibilidades de conectarse con la realidad. Los mecanismos son los conocidos: la identificación proyectiva y la escisión. Todo esto a diferencia de la parte no-psicótica que, en vez de expulsar, reprimen y se convierten en otra cosa, en los síntomas.

El paciente psicótico lo que no puede es manejar el dolor mental: eso que no encaja con lo que estás pensando. En el caso de la psicosis, no lo tolera y no lo puede comprender. Suena raro, a veces, uno le tiene que decir al paciente grave ‘tú quieres hacerme esto, esto y esto’, como ‘embarrarme’, no hay que tener tanto recato. Los pacientes te dicen ‘sí, eso quiero’. Es otra la lógica. Entonces, la neurosis es la otra cara de la moneda. Cuando se repara el Yo, cuando logra no expulsar estas partes.

 

¿Cómo se relaciona todo ello sobre la psicosis con el concepto de ‘atacar el vínculo’?

Lo que no quiere la parte psicótica es establecer contacto y por eso quiere destruir la conectividad, no el objeto, porque esa conectividad implica… suena redundante… pero implica contacto, implica la existencia de algo. Entonces, la parte psicótica quiere destruir porque así destruye esta membrana. Lo que va a destruir es la potencialidad que conecta. Entonces, sí yo me voy a acercar a ti y te doy la mano la parte psicótica no te va a destruir a ti, sino la mano. Porque esa conectividad implica un sufrimiento. Para Melanie Klein no, porque Klein decía que se destruye el objeto. Para Bion no. El objeto es secundario, es importante, claro, pero lo primero es no conectarse con nada ni con nadie porque es amenazante, un desafío, una entrega al otro, en otras palabras, dolor. Entonces, me vuelvo ciego, sordo, mudo, no tengo memoria de lo que me has dicho, es como la mano y me aíslo.

 

Me surgen un montón de preguntas, pero no hay tiempo. Tú comentabas que llegaba el Bion maduro, el más creativo, el más justificado, quizá diríamos. Llega la teoría del pensamiento.

La teoría del pensamiento es infinita. Es como querer meter el mar – como decía San Agustín – en un vaso de agua. Lo que podemos decir es que él desplaza la teoría pulsional freudiana y kleiniana por la teoría del pensamiento. Para él, el pensar… el pensamiento como una expresión también del encuentro entre una expectativa de algo y la ausencia de ese algo, pero es un encuentro de alta carga emocional que produce este choque. Él dice que es ahí donde nosotros trabajamos. No en la lógica de la pulsión, sino de la comprensión. Comprender la emoción.

Para él, nuestros modos de estar en el mundo es lo que nos permite una sana oscilación, entre desestructurarnos e integrarnos. La salud no está en la integración perpetua como Freud o Klein o muchos otros, que adviene a un lugar, ‘se llega al Edipo’, ‘se llega a la posición depresiva’. Aquí no, la salud es el movimiento. Y en ese movimiento el pensar es lo esencial, el pensar como experiencia emocional que produce un cambio psíquico un asombro que además genera en este intercambio ideas novedosas, una idea nueva sobre la que pensar. Porque si pensamos siempre sobre lo mismo vamos a caminar sobre las líneas que ya conocemos dice él. Entonces no vamos a conocer nuevas formas para la comprensión de nosotros mismos.

La teoría de pensamiento tiene ejes múltiples para comprender. Entonces, dentro hay etapas, formas de comprender, preconcepciones, la teoría del pensamiento sin pensador, la tabla, los vínculos, amor-odio, relación continente-contenido, los elementos alpha, la narratividad. Hablar de la teoría del pensamiento – yo diría – que es hablar del cuerpo teórico bioniano. Un cuerpo que ha marcado el psicoanálisis contemporáneo. Lo leen autores como Green o Ferro u Ogden. Y han evolucionado los conceptos, pero desde estos postulados.

 

Hay una frase de Bion que creo que es para cerrar: “Sin memoria y sin deseo.” Esto me permite preguntarte muy directamente ¿qué es una clínica bioniana?

Es peculiar la manera en la que uno tiene que acercarse. ‘Sin memoria y sin deseo’ Que, en verdad, el texto se llama “Sobre la memoria y sobre el deseo”. En ese texto él escribe de manera muy sintética y creo que por eso hubo tantos malos entendidos. Luego, gracias a León Grinberg se puede comprender la dimensión del texto. Grinberg dice ‘creo que no se está comprendiendo’. Bion no nos obliga a que dejemos todo por fuera. ‘Sin memoria y sin deseo’ es una… tómalo como una indicación técnica a la que deberíamos tratar de alcanzar, sabemos que nunca vamos a alcanzar porque siempre va a haber interferencia, sin embargo el dice dos cosas. Primero, no debemos tener expectativas sobre el paciente, no tenemos que desear cosas para el paciente, porque ahí estamos marcando un camino para el proceso. Eso es diferente a otros tipos de deseos como, por ejemplo, fortalecer la alianza. Los deseos que no nos tiene que importar es si, por ejemplo, se casa o si se queda con tal o cual persona. Segundo, sobre el sin memoria imaginemos que es la primera vez que lo vemos ¿Qué nos está tratando de decir? La idea es que, en el consultorio, trates de despojarte de todas las teorías o conceptos que vayan a obturar el aquí y ahora. Si llegas a la sesión pensando que hay un tema pendiente de la sesión anterior lo importante no es si se lo dice o no, el problema es que al estarlo pensando, al tener esa memoria, ya no estás escuchando a tu paciente. Eso no quiere decir que no te acuerdes que tu paciente tiene una mamá que se llama Lola, no, el problema es si no lo escuchas porque tú quieres hablar de Lola. Lola aparecerá porque en la mente del analista sucede algo muy particular: si traes contenidos forzadamente, pierdes al paciente ahí, pero si estás atento, lo mejor que puedas, así como eres, con tu humanidad dice él, y espontáneamente aparece una idea, él va a decir que esa idea ha llegado de otro lado, no de una memoria forzada, sino de una suerte de intuición, esas que pasan por tu cabeza y no sabes por qué… nacieron de un lugar desconocido, pero son más valiosas, porque han sido producidas por este momento. Ya en este momento en K, no lo descartas, lo tienes ahí, veamos qué pasa. Una evocación. No es que no tengamos memoria ni que no tengamos deseo…

 

Mucho menos que no pensemos.

No, olvídate, estás pensando desde el encuentro emocional y van a salir las cosas más verdaderas.

 

 

*Formando del CPPL promoción 39

Maternidades Contemporáneas

Mg. Carmen Rosa Zelaya Pflucker – Psicóloga clínica, psicoanalista, psicoterapeuta y docente del CPPL

La maternidad es una experiencia natural y fundante de la condición humana, que no ha requerido ser cuestionada ni estudiada mientras ha sido asumida como un destino natural en la vida de las mujeres y fundamental de su identidad de género.  Ha sido también comúnmente considerada como una función instintiva que gratifica, engrandece, empodera y completa a la mujer en su esencia femenina.

Sin embargo, hoy en día la libertad y autonomía que viene adquiriendo la mujer, gracias a los adelantos científicos, tecnológicos y sociales, permiten su incorporación masiva en la esfera pública a través del desarrollo y ejercicio de sus intereses profesionales y laborales.

Al priorizar sus aspiraciones psicosociales la mujer opta por postergar el inicio de su maternidad, o bien se permite elegir formas solitarias de crianza.   También se observa un número creciente de mujeres que cancelan, sin mayor duda, la posibilidad de ser madre.

Tales transformaciones en la vida de la mujer han revolucionado la concepción que parecía invariable de la maternidad, la que basada en su arraigo biológico daba a entender que el deseo y el cuidado materno respondían a un aspecto instintivo del psiquismo femenino.

“Los cambios en el ejercicio de la maternidad en el siglo XXI se han constituido en temas de interés tanto para las ciencias sociales como para el psicoanálisis.”

A pesar de los avances ganados en el ámbito de los derechos de la mujer para incursionar en espacios laborales y políticos antes reservados para los hombres, la realidad de la vida cotidiana aún da cuenta de la sobrecarga de responsabilidades que recaen sobre las madres. Compatibilizar el horario de trabajo, diseñado siguiendo un modelo masculino tradicional, con las tareas domésticas, restringe significativamente los espacios para su desarrollo personal, y consume sus energías tanto físicas como psíquicas.

La clínica psicoanalítica recoge el malestar actual de las madres. Es frecuente escuchar  expresiones que revelan sentimientos de inadecuación, ansiedad, miedo al fracaso, frustración y culpa viéndose tomadas por el conflicto que genera la dificultad para seguir los mandatos superyoicos que aún la designan como la principal responsable de la crianza de los hijos y su deseo de independencia. Las mujeres de hoy enfrentan la sobre exigencia de tener que desempeñarse en múltiples tareas en su propósito por alcanzar lo que entienden como ser una “buena madre”.

Conscientes de la alta demanda tanto económica como emocional que supone ser madre hoy, se constata que las nuevas generaciones de mujeres optan por postergar su maternidad mientras dedican sus energías a escalar académica y laboralmente, así como a asegurar su estabilidad con la adquisición de bienes materiales y viajes de placer.

Por otro lado, también se comprueba que el deseo de ser madre en muchas mujeres se mantiene latente, a la espera del momento a que puedan establecer una relación de pareja que les permita plantearse la posibilidad de un proyecto familiar compartido. Sin embargo, lo que se aprecia es que dicha espera lleva a que la biología restrinja las posibilidades de concebir.

“Frente a esta la realidad, los avances científicos se han encargado de crear métodos de reproducción asistida para intentar compensar las limitaciones procreativas y poder satisfacer el anhelo de ser madre.”

El deseo de ser madre sigue presente en muchas mujeres, sea que éste provenga de la identificación temprana con la función materna, o bien de la necesidad de afirmar la identidad femenina.  Más bien, la fuerte idealización de la maternidad proveniente de creencias religiosas y mandatos culturales ha impedido que se conciba la crianza como una tarea que involucra tanto a ambos padres, como también a la familia y a la comunidad en general.

La parentalidad es una experiencia de vulnerabilidad, en tanto implica enfrentar desafíos hacia lo incierto, miedo que en el contexto de la modernidad líquida, que según Zygmunt Bauman tiene que ver con amenazas invisibles, tales como la pandemia, terrorismo, delincuencia, desempleo, cambio climático socaban la confianza de la capacidad para cuidar y proteger, exponiendo a la emergencia de actos destructivos, tales como el maltrato, abandono o negligencia.

El cuidado de la vida, como un estado de la cuestión actual, constituye una realidad que requiere ser comprendida e incorporada dentro de las políticas públicas, como parte de la responsabilidad del Estado por el desarrollo psíquico de las generaciones futuras, sobretodo para aquella población que vive en condiciones  precariedad material y social.

Entrevista a Maricarmen Ramos, su acercamiento a la teoría de Bion.

“Yo le tengo admiración y cariño a Bion, porque me dio un instrumento que resonó en mí”

Maricarmen Ramos – Psicoanalista

Entrevista realizada por Giancarlo Portugal Velasco*

Maricarmen Ramos, ex presidenta de la Sociedad Psicoanalítica del Perú (SPP), nos recibe para dialogar en torno a la influencia que Bion ha tenido en su desarrollo clínico como analista. Ella se formó como parte de la segunda promoción de psicoanalistas del país en un contexto donde el conflicto de las Controversias aún se sentía en las sociedades de la IPA. En medio de este choque, y como una suerte de tercera vía, llega a la teoría bioniana en un viaje a Brasil. Sobre esta llegada que ella denomina como accidental es que se centra esta entrevista.

 

Maricarmen, ante todo, muchas gracias por aceptar la entrevista. Coméntanos, ¿cómo llegas a Bion?

Yo llego a Bion de la manera más accidental. Mira, a Lima, Hilke Engelbrecht trajo el pensamiento de Alfred Lorenzer, que a mí me había gustado mucho y, al momento, estando recién imbuida en ese pensamiento me voy a un congreso de psicoanálisis a Río. De repente, al escuchar a la gente del congreso dije ‘caramba, aquí también ha llegado Lorenzer’, pero, luego, supe que no, que al autor que todos tenían era Bion, a quien yo tenía apenas de nombre. Allí, me interesó su enfoque, e incluso, con un grupo de colegas hicimos un curso en Sao Paulo sobre Bion, fue muy interesante.

 

Si no me equivoco, Bion llega a Brasil a dar conferencias y eso dejó una escuela, pero y a Perú, ¿cómo llega la teoría de Bion?

En la época de mi formación – y yo soy de la segunda promoción – todo era Freud, día, tarde y noche. Los que vinieron a formar acá vinieron trayendo las secuelas de las controversias de Londres entre kleinianos y annafreudianos. Por ahí, recuerdo que trajeron Winnicott cuando yo estaba cerrando mi formación. Luego, vino a Perú Jaime Heresi que él sí traía la teoría de Bion. Aquí nadie hablaba de Bion. Yo recuerdo, en una clase que pregunté qué es la identificación proyectiva y un annafreudiano me dijo ‘qué lecturas son esas’, me dijo que me estoy complicando la cabeza, que no lea eso

¡Mayor razón para meterme a investigar! Pero, eso es un ejemplo para que veas cómo era.

 

¿Qué fue es lo que te atrapó de Bion?

Tomaba en cuenta lo que te pasaba a ti en el encuentro con el paciente. Yo venía de una formación donde todo lo que te pasaba a ti tenía que estar guardado para mantener la neutralidad absoluta y tú tenías que ser una caja de resonancia. Descubrí allí una forma de entender la identificación proyectiva que me atrapó: el cómo es que yo siento lo que me están depositando, el cómo lo puedo deslindar, el cómo tengo que meterme a lo mío mientras estoy con el paciente. Encontré en Bion que la clínica es así, más allá de si lo comunicas o no, es así. Desapareció en mí, gracias a Bion, esa idea de entenderte como un receptor teórico.

 

Y esto ciertamente, aunque teórico, tiene una dimensión clínica muy clara

Exacto, uno de los primeros puntos que a mí me pareció bien interesante fue el uso que hizo de la identificación proyectiva comunicadora. Después de haberla visto como ‘mala’ o como negativa o como presión de patología, Bion la rescata para estar al servicio del trabajo.

 

¿Qué otros elementos clínicos te parecen importantes de resaltar?

La noción de parte psicótica y parte no psicótica ayuda mucho. Es decir, somos seres que estamos integrados, pero tenemos un lado que se sale de la realidad, es una interrelación, un interjuego. Aceptar eso te saca del pensamiento binario, de pensar que o estás acá o estás allá.

De igual forma, el ‘sin memoria y sin deseo’ en la clínica es bien difícil de ejecutar, no es tan sencillo. Uno cuando se sienta frente a un paciente, no hay que ir a la memoria consciente, las asociaciones van a aparecer. Nunca he tomado un apunte. No he buscado a la memoria. En un punto, me pasa que si en algún momento el paciente me pregunta por la sesión anterior, automáticamente se me pone la mente en blanco, ante la demanda que recurra a la memoria, automáticamente se me pone la mente en blanco. Claro, corres el riesgo de que haya un reclamo de supuestamente no estar atenta, pero se hace un trabajo de eso con el paciente, porque estoy de tal manera con él que… Digamos, a lo que nos lleva la frase es a estar ante un otro para que se pueda aceptar, conocer, salir de su dolor y no tienes tampoco el deseo de curar.

 

La parte del ‘sin memoria’ me queda clara, pero siempre me ha costado la otra, la de ‘sin deseo’

Sin deseo de cura, sin deseo de que la persona ‘salga adelante’, sin ese ‘logré’ del analista… ¡no! estás allí para escuchar, con todas tus emociones con el otro. Hay momentos que es terrible, pero es para que venga lo inesperado, lo que no ha sido pensado ni por el otro ni por ti. Para mí era una forma clínica novedosísima. Y así dejé de pensar en esos términos de ‘qué pasó en su infancia’, ‘con la madre’, ‘su complejo de Edipo’… eso desapareció de mi mente, dejé de pensar en esos términos. Cuando hacía un trabajo escrito, sí, buscaba teóricamente al respecto, pero mientras estaba en la clínica, no.

 

Bion es un psicoanalista que tiene frases de ese tipo, que impresionan

Sí y algo que me ha impresionado siempre es la correlación entre quién fue Bion y qué fue creando. Primero que nada, fue un niño muy miedoso y temeroso, por eso, por ejemplo, el cambio catastrófico, el derrumbe. Tuvo una fuerza muy grande en su ‘aya’ [niñera], que era hindú, que parece que le dio todo lo que su madre – que tenía dificultades serias, fóbicas – y su padre – era muy autoritario – no le dieron. La ‘aya’ pudo darle esa consistencia afectiva por sus 8 primeros años y luego los padres le mandan a Londres internado ¡Aterrorizado, sin poder hablar con nadie de lo que sentía! Peor aún, luego fue a la guerra. A los 17 se fue a la guerra, dice que fue traumático, vio gente morir a su lado. Parece que le fue bien y se frustraba cuando lo premiaban. De hecho, a él le pareció muy atractiva como analista Melanie Klein porque ella no se dejó impresionar por sus medallas de guerra. Eso lo sedujo, que a ella le importaba un bledo. Luego fue su discípulo y luego se apartó sin pelearse. También, él estuvo en las dos guerras y en la IIGM empezó a trabajar con grupos, de ahí vienen los grupos de supuesto básico y el grupo de trabajo. Así, son diferentes las historias que se pueden contar, como la muerte de su primera esposa o su relación con la primera hija o con Francesca, que fue la mujer que lo acompañó hasta el último día. Tuvo una vida donde los vínculos han sido fuertes e intensos. Era un personaje. Él decía que no debería tener discípulos, que había trabajado bien si la persona implementaba y no era seguidor. Igual tiene su Congreso de Bion. Yo le tengo admiración y cariño, porque me dio un instrumento que resonó en mí y, ahora, las canas me permiten, trabajo con asociación.

 

Otro concepto interesante es lo alpha y lo beta, que ya es del Bion más maduro

Hay una parte a la que yo no he entrado demasiado, la tabla, pero cuando hace la diferencia entre pensamiento alpha y beta yo lo veo mucho en la práctica clínica. Cuando hay identificación proyectiva, esta no logra ser comunicadora si la parte beta es muy fuerte, así se vuelve evacuadora y se vuelve actuadora, porque no se resisten las emociones y no hay tolerancia a la frustración. Bion enfatiza que así se bloquea la capacidad de pensar. Lo veo mucho en la práctica, por ejemplo, cuando un paciente dice ‘estoy conversando con mi pareja’ y no, está evacuando, porque no han trabajado para comunicar, están solo con una actuación. Ahí no hay vínculo, que es otro concepto clave, porque, algo que he aprendido es que cuando un paciente se vincula, aunque tenga sus cosas narcisistas dando vueltas por ahí, sí se vincula, pero no es en todos los casos, hay que estar atento, a veces, intuirlo.

 

Ahora que destacas la importancia del vínculo, una última pregunta es sobre la actual corriente relacional en el psicoanálisis. En esta se descartan conceptos fundamentales de la tradición psicoanalítica como, por ejemplo, la pulsión y, más bien, el centro es la relación misma con el paciente ¿crees que Bion está vigente todavía o crees que está dentro del paquete de todo lo que se está descartando?

Yo creo que hay muchos puntos de convergencia, sobre todo, en lo clínico. Hay una dimensión de lo relacional que uno puede confundir con lo vincular, – que es más sobre el inconsciente y lo intuitivo – pero, en los relacionales, el psicoterapeuta cuenta incluso lo suyo en función de que la otra persona se sienta bien de poder aliviar al analista con lo que le pasa. No hay esa jerarquía y yo creo que sí es necesaria. Hay ejemplos que me llaman la atención, porque incluso se cuenta lo que la analista habría hecho en el caso de estar en la posición en la que está el paciente. No, yo no considero que de eso se trate. No, yo estoy ahí para el otro, lo mío está atrás, si aparece algo mío es por asociación libre, sin memoria y sin deseo, por intuición, pero también lo filtro.

 

 

* Formando del CPPL promoción 39

Palabras de inauguración del Año Académico 2025

Mg. Liliana Granel – Psicoanalista. Directora de Formación Académica del CPPL.

Empiezo estas palabras dándoles una cálida bienvenida a los Profesores, Personal Administrativo y a todas las Promociones al inicio del Año Académico 2025. Pero, quiero saludar muy especialmente  a la Promoción 42 que con anhelo, cierto temor, curiosidad y con mucho entusiasmo empiezan su Formación en el CPPL. Acercarse a estudiar psicoanálisis implica continuar investigando, profundizando en la comprensión de lo inconsciente, explorando los sueños, las fantasías, los deseos y el porqué de las angustias, tratando de entender las motivaciones que nos hacen sufrir o alegrarnos.

Nuestra querida institución está muy viva y dinámica, con nuevos proyectos que la hacen crecer y, al mismo tiempo, conserva el espíritu con el que fue fundada, donde prevalece la pluralidad de pensamientos, buscando sembrar la capacidad de cuestionar y resonar con el dolor del otro, de ser solidarios con el sufrimiento y valientes para ayudar al que lo necesita.

¿Por qué hoy S. Freud?

Porque sus ideas fueron tan interesantes que impregnaron la filosofía, la literatura, el arte y, en general, la manera de concebir al sujeto del siglo XX. Y porque sus descubrimientos no cerraron la posibilidad de seguir cuestionando, sino que la abrieron para ampliar sus teorías, para discutirlas, debatirlas y, también, para corroborarlas.

Hoy nos movemos en un psicoanálisis contemporáneo, que sin dejar de lado sus bases amplía la teoría y trae nuevas luces a la comprensión del psiquismo y al abordaje clínico del padecimiento psíquico.

¿Por qué estudiar psicoanálisis en un mundo marcado por la inmediatez y entrar  a una formación de cuatro años, con lectura de textos, teoría, supervisión de casos clínicos y análisis personal?

Pienso que la respuesta está en que el psicoanálisis es siempre transformador, enriquece la visión de uno mismo y de los demás, nos impulsa al crecimiento, amplía nuestra capacidad de pensar,  aumenta la creatividad y la productividad. Cursar la Formación, estudiar textos teóricos, y atravesar un análisis personal significa vivir con más autenticidad, reconocer la responsabilidad sobre nuestro actuar y nuestras decisiones, aprender a darle importancia a las emociones y a los sueños. De esta experiencia se obtiene madurez que conlleva sentimientos de libertad, fortaleza, confianza en uno mismo y en los otros, y capacidad de amar y ser amado.

Este Año, la Promoción 39, con su Tutora Daphne Gusieff, son los encargados de organizar el XXI Congreso Internacional, que se llevará a cabo el 18, 19 y 20 de julio en el Hotel Meliá. La imagen y el Título: “Tensión y Conflicto: Psicoanálisis en tiempos de polarización” son muy sugerentes y nos hacen sentir entusiasmo por encontrarnos, compartir, reflexionar y seguir pensando en el mundo en que vivimos, con sus enfrentamientos y desbordes. Este Congreso, contará con invitados Internacionales y Nacionales de gran experiencia en nuestro medio.

Así, un nuevo Año Académico comienza, con nuevos desafíos, en tiempos complejos, tiempos de angustias y violencias, pero también tiempos para pensar, debatir, reflexionar, tiempos donde el Psicoanálisis puede y debe hacerse  escuchar.

¡Muy buen comienzo para cada uno de ustedes, aún nos espera un largo camino!

 

Camino Inca Qhapaq Ñan 

 

El inicio de la primavera

Milagros Queirolo | Psicoterapeuta Psicoanalítica
Las estaciones del año son realmente importantes para el mantenimiento de la vida. Tras el largo invierno, la primavera nos despierta de este letargo invernal, etapa en la que los días son más largos y las temperaturas suaves.
La naturaleza renace con todo su esplendor y vitalidad, al igual que nos invita a salir y vivir, como una nueva oportunidad de celebrar la vida, y los efectos positivos que podría traer.
“El deseo depende de un objeto, porque el deseo proviene precisamente de esta falta. Ese algo que pone el sujeto siempre en un estado de insatisfacción. “El deseo nace de la brecha entre la necesidad y la demanda” en el que “la necesidad se dirige a un objeto específico y se reúne con él. La demanda se forma y se va a otro “(Laplanche y Pontalis).”
La primavera nos invita también a realizar cambios que posiblemente influyan en nuestro funcionamiento psíquico que abarcan todas las etapas del ser humano. La primavera me lleva a pensar en el deseo inconsciente como movimiento que desacomoda, como algo que nos empuja en nuestra vida.
El hombre ya no puede ser considerado sólo como una criatura cuyo principal interés es la satisfacción de la pulsión. El hombre se revela como un ser en busca de sentido. Freud utiliza esta idea en el contexto de la teoría inconsciente sosteniendo que el deseo es la realización de un anhelo inconsciente que orienta la vida particular de cada sujeto. La búsqueda referida al reencuentro de ese objeto primario que si bien no se recupera se logra a través de las múltiples formas de amar que desarrolla el sujeto. El deseo se relaciona profundamente con las formas de relación que subjetivamente el sujeto establece con la realidad.
A lo largo de nuestra vida intentamos reproducir lo que quedó de esa vivencia (búsqueda), algo que será imposible porque esa primera vivencia (búsqueda) es inmortal, es decir que dejó una huella imborrable. Desde que nacemos vemos cosas incomprensibles que irán teniendo sentido con el correr del tiempo. En el psicoanálisis el deseo es el motor de un sujeto que le permite abordar todos los aspectos de su vida con la sensación de que verdaderamente está haciendo lo que quiere, y se puede observar entonces que el deseo es el que permite que se lleve a cabo.
Esto me provoca relacionar el deseo con la primavera/renacer: un buen momento para “recuperar la conexión con nuestros anhelos más profundos y materializar un sueño o deseo del alma largo tiempo retraído”…
Y no digo que esto sea algo exclusivo de la primavera; sin embargo, la llegada de esta estación nos invita a disfrutar de la naturaleza y el aire libre, de nuestra propia vitalidad y de los sentidos. Nos permite preguntarnos: ¿qué es lo que deseo? Me sugiere que es como una bocanada de aire fresco, sobre todo después de los momentos vividos en el tiempo especial en el que lo disruptivo de la pandemia todavía convive entre nosotros.
El estar en la clínica con adolescentes me lleva a asociar la primavera y cómo vemos que el deseo en los adolescentes actuales no puede ser gestado. Detectamos que los cambios que se presentan, tanto físicos como psíquicos han sido dificultosos en su maduración. Sus, fantasías, sus miedos, sus búsquedas en relación con el sexo y el futuro son inciertos y están algo detenidos en muchos de ellos.
Vemos que los adolescentes que nos llegan, al no haber podido vincularse con sus pares y con otras personas diferentes a sus padres, están perdidos, algo más que lo normal, insatisfechos consigo mismos. La incomunicación física y real no les ha permitido tramitar adecuadamente sus fantasías y deseos.
Por su parte los adultos que han querido encontrar nuevos recursos creativos también se sienten defraudados por no haber encontrado soluciones y estrategias para sostener a sus hijos adolescentes de la mejor manera, y recurren a nosotros, considerándonos casi como los ”salvadores” de los que cursan esa singular edad.
Nos encontramos, pues, con nuevos desafíos para poder entender y ayudarlos, hijos de padres que confían en nosotros que llegan al consultorio puedan ver y encontrar la primavera junto con nosotros. La labor que tenemos nos obliga a vincularnos, intercambiar con otros y ser capaces de refrescarnos, renovarnos, viviendo la primavera, con un ánimo abierto y entusiasta llenos de vitalidad.

Una aproximación a la clínica winnicottiana

Julieta Bareiro (2013) – “2. La clínica winnicottiana. Reflexiones sobre el análisis y la posición del analista”. En. Revista Interdisciplinaria de Filosofía y Psicología.

 

[…]

Lo que puede destacarse es que este tipo de clínica no se detiene en el conflicto psíquico freudiano, entendido como la tensión entre deber y realización del deseo, o como la triangularidad del complejo de Edipo. Aparecen fenómenos de diversa naturaleza que remiten a la incertidumbre entre ser y existir: la experiencia de futilidad, de inautenticidad, de vacío. No se trata de que rechace el factor del síntoma, la rivalidad edípica, el problema del deseo y su satisfacción. Pero pareciera que da un paso atrás y pone el acento en donde estos factores se sostienen. En todo caso, la problemática freudiana podría leerse como un derivado del existenciario winnicottiano. Para el psicoanalista inglés, lo radical es la continuidad de la existencia a partir de donde un sujeto comienza a ser. Los avatares pulsionales y la diferencia sexual se manifiestan con posterioridad. La diferencia que Winnicott menciona es que, en los primerísimos estadios, el problema no está frente al deseo, sino ante la necesidad. Justamente, necesidad de existir. Resulta indispensable la existencia de otro que cobije y sostenga, aunque no se tenga conciencia alguna de ello. […]

 

Así, una de las diferencias más sustantivas entre la clínica de Freud y la de Winnicott radica en que, mientras el primero se abocó al trabajo clínico de las neurosis de transferencia, el segundo se dedicó –en especial– a aquellos cuyas perturbaciones podían responder a conflictos ubicados en momentos anteriores. Mientras que Freud da por sentado el cuidado de las necesidades del niño, Winnicott advierte acerca de los fenómenos que aparecen en su clínica, cuando estos no han sido lo suficientemente buenos. […]

 

Este desplazamiento la cura winnicottiana no es algo que el análisis le hace al paciente, sino en la medida de lo que el paciente es capaz de hacer consigo mismo en presencia del analista. Este giro sobre el comando del análisis indica que, en última instancia, lo significativo es que el paciente se sorprenda a sí mismo. El acento está puesto sobre lo propio del sí, lo creativo y lo espontáneo.

 

[…] El análisis surge como un ámbito confiable metaforizando el cuidado materno. La tarea es la de sostener la experiencia de ser, resguardando la singularidad. Estas formulaciones traducen al análisis no como la imagen freudiana de una partida de ajedrez, sino como juego espontáneo. Para Phillips (1997) la teoría winnicottiana no se adhiere al saber del inconsciente como piedra fundamental y en su lugar ubica a la salud caracterizada por la espontaneidad y la intuición; términos ausentes en el pensamiento de Freud o Klein (p. 68).

 

No se trata tanto de que el análisis no “tiene reglas”, sino de que el ajuste extremo a ellas sería del orden del sometimiento. Como bien lo señala Coloma Andrews (1999): “Winnicott le da al juego un rol básico para poder dejar expresar la espontaneidad que, en su criterio, es la creatividad. Esto hace posible un resultado que importe al paciente como individuo y no al acatamiento a referentes psicopatológicos como patrón de trabajo en la técnica” (p. 52). Lo que Winnicott invita es a que el análisis no quede enquistado en fórmulas o definiciones enigmáticas, sino a que sea una experiencia real y significativa para el paciente.

Ser mujer en el Perú

Lucero Velarde Russo | Terapeuta en egresada Promoción 38

 

“La feminidad se pude ejercer de distintas formas, que no existe una sola forma correcta de hacerlo”.

Creo que todos estaremos de acuerdo, en que definir el significado de ser mujer no es tarea sencilla, como tampoco lo es serlo. Por ello, es necesario comenzar señalando que ser mujer para cada una es una experiencia distinta, ninguna será igual a la otra, las vivencias son únicas. No obstante, hay situaciones en común que cada una transita a lo largo de su desarrollo. En la actualidad, la mujer ha alcanzado mayor libertad, a diferencia de hace setenta años donde era casi impensable poder desempeñarse en roles fuera del hogar. Por décadas, la unión de mujer igual madre era incuestionable. En el país aún hay grupos y movimientos sociales que señalan y esperan que esta sea la única forma de vivir la feminidad. Sin embargo, a su vez hay muchas mujeres que han comenzado a salir de casa, buscan educación constante, integrarse al mundo laboral, tener la opción de decidir cuándo convertirse en madres. Esta dualidad produce conflictos y divide a la comunidad femenina, lo cual es una desventaja, ya que actualmente la sociedad se encuentra cargada de violencia hacia la mujer. Lastimosamente esto también es responsabilidad femenina, ya que desde nuestro rol perpetuamos lo patriarcal. Hace más de 40 años Simone de Beauvoir (1974) señaló que la mujer demanda y detesta su condición femenina, generando ambigüedad frente a su condición de mujer. Hoy en día, esta idea se mantiene vigente.

En ambas configuraciones explicadas anteriormente falta la posibilidad de integrar que la feminidad se pude ejercer de distintas formas, que no existe una sola forma correcta de hacerlo. Desde los feminismos más modernos, especialmente desde la tercera ola, se busca aceptar las diversas formas que existen para que una mujer pueda desarrollarse y alcanzar su potencial creativo, sin descalificar la maternidad o colocar como única fuente de liberación el poder laboral. Lo ideal sería aceptar que lo tradicional y lo moderno pueden coexistir a pesar de que como sociedad nos cueste aceptar que la diversidad es parte de nosotros.

Las víctimas en la memoria colectiva

Ana Cecilia Carrillo S. – Egresados Promoción 37.

 

Los acontecimientos generados por la violencia política en el Perú (1980-2000), se mantienen aún como un asunto pendiente, que aún necesitamos reelaborar, pensar, analizar. Las sociedades a través de su memoria social tienen la posibilidad de reelaborar y resignificar los acontecimientos traumáticos que han generado cambios profundos al interior de ellas, dotándolos de sentido.  Contribuyen a ello las expresiones artísticas así como la construcción o creación sitios de memoria y monumentos conmemorativos erigidos en torno a estos acontecimientos. En ellos se da presencia y voz a quienes no han sido escuchados: las víctimas, visibilizándolos. Esta construcción de sentido, de la memoria colectiva, necesaria para la reelaboración y sanación es equiparable con nuestra práctica psicoterapéutica.

Muchas memorias locales han quedado registradas en grabados y dibujos, retablos o tablas de Sarhua. Ellos nos muestran de modo explícito escenas de torturas, violencia y mutilación realizadas tanto por los senderistas como por miembros de las fuerzas armadas.

El relato visual Yuyanapaq -Para Recordar-, buscaba generar empatía hacia las víctimas y sus deudos, quienes eran generalmente pobladores de las zonas rurales del país. En el monumento “El Ojo que Llora” (Nina Mutal), aparece el nombre de cada una de las víctimas. La inclusión de los nombres de las victimas les da visibilidad, existencia y ciudadanía. Tenemos también el memorial de Domingo Garibaldi “Sino vuelvo búscame en Putis”, que consiste en fotografías de objetos que convocan a las personas que los poseyeron pero ya no están: un zapato, un chullo, una chompa, etc. Esto da la posibilidad de pensar en las víctimas a través de sus objetos.

Los espacios o sitios de la memoria tienen un rol protagónico en este proceso de pensar y reelaborar este acontecimiento traumático y de dar lugar y reconocimiento a las víctimas. El Lugar de la Memoria (LUM) busca conectar la memoria histórica, colectiva e individual a través de su muestra permanente y de la arquitectura del edificio. En Ayacucho se encuentra el Museo de la Memoria de la Asociación Nacional de Familiares Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP), donde se reproduce el horno en el que los cuerpos de las víctimas fueron incinerados en la base militar de Los Cabitos, se muestran las fosas comunes con los cuerpos expuestos y los fragmentos de ropa recobrada de cuerpos de las víctimas. Nos presenta la realidad descarnada de la violencia, para confrontar al visitante.

La salud mental en nuestros días

Pedro Morales – Médico Psiquiatra y Psicoanalista.

 

Quiero empezar comentando que hace poco se ha dado un decreto-ley que obliga a seguros y prestadoras de salud a dar cobertura a toda la gama de trastornos mentales contemplados en el CIE 10. Este detalle refleja la preocupación de las autoridades de salud en dar atención a problemas emocionales y mentales que se van incrementando y no encuentran posibilidades de atención, pese a haberse extendido la cobertura desde el gobierno. De hecho, la OMS ya hace unos años había pronosticado que los problemas mentales constituirían la segunda causa de discapacidad, detrás de los problemas cardiovasculares. El gran tema a comprender es que la salud mental es algo más que ausencia de trastornos mentales. El equilibrio, el bienestar y los hábitos saludables son un objetivo que amplía de manera importante la razón para aportar soluciones no solo cuando un problema ha adquirido proporciones de afectación severa.

Necesitamos dedicar esfuerzos importantes en la labor de prevención y, ello tiene que ver con las intervenciones tempranas, sea por dificultades en la interacción con el entorno, desadaptación escolar, laboral, conyugal y demás, como la integración, en el campo de la clínica médica de la interconsulta, allí donde se encuentra problemas físicos de origen claramente emocionales. Nos toca ir un poco más allá de la labor solitaria de la consulta individual. Promover espacios para contribuir a una mejor conciencia de la necesidad de una vida saludable, en la que tenga un lugar especial el vínculo afectivo con la gente del entorno, familiares, amigos, compañeros, etc. Las formas de hacerlo, quizás tengan que contemplar algo más que una labor informativa, en situaciones diversas, el uso de talleres, encuentros grupales, retiros, etc. Pueden favorecer la incorporación de experiencias de aprendizaje vivencial. Un tema adicional al respecto es el trabajo de concientización de la importancia de un adecuado acompañamiento en los momentos tempranos del desarrollo del niño. Ya en muchos países han hecho modificaciones en la secuencia educativa, con un énfasis en la expresión de la naturaleza del niño antes que una forzada educación instructiva. El énfasis estaría pues, en acompañarlos en el desarrollo de su encuentro consigo mismos, como garantía de un mejor desempeño en la vida.

En suma, el abordaje de la salud mental tiene muchos rostros que tenemos que integrar en nuestra mirada al ser humano y su reto de vivir en armonía consigo mismo y con su entorno. En el centro de lo cual está el sentido de recuperar el eje de su naturaleza interactuando con el entorno. Hablamos de actividad, ritmo de vida, alimentación, interacción afectiva, constitución familiar, en particular el sostenimiento de los lazos afectivos, que ya ha sido estudiado en el sentido de que no solo aportan mayor calidad de vida si no también de salud física y mental.

La llegada de la primavera

Sonia Inca – Egresada Promoción 38.

Mis recuerdos me generan sentimientos al revivir eventos relacionados a la primavera. Recuerdo que en la escuela se realizaban grandes trabajos manuales, poesías, canciones, actuaciones coloridas y alegres alusivas a la primavera; por último, la fiesta con la elección de la reina de la clase. Todo un acontecimiento, que estimulaban tanta imaginación y creatividad para llevar a cabo esta gran fiesta, promovidos por el motivo de la llegada a la primavera. En todo el mundo el arribo de la primavera es motivo de celebración, como una manifestación del reconocimiento y sus efectos positivos en todos nosotros, cada cual con sus costumbres y tradiciones. Al llegar la primavera se observan cambios en nuestro ambiente, hay más días de sol generando cambios de la temperatura, así como días más largos de luz; lo cual influye en nuestro funcionamiento psicológico.

Desde la antigüedad la primavera ha sido asociada a los jóvenes y a la vida, debido a esos cambios climáticos que provocan el renacimiento de la naturaleza. Así la primavera está asociada a grandes cambios en todo sentido, como salir del invierno a otra estación más agradable. También la primavera se ha asociado con la etapa de la adolescencia, por esos cambios que se presentan, tanto físico como psíquico, que comienzan con la pubertad. Por supuesto, esto genera “movimientos” en la mente, fantasías, miedos, búsquedas en relación con el sexo, al futuro, a las responsabilidades y en general, a todos los cambios.

Durante la pubertad se producen cambios corporales y se activa el instinto sexual. Estos cambios fisiológicos que se producen son relacionados con los procesos corporales y con cambios psicológicos, como la autoimagen. Por lo tanto, el adolescente debe enfrentar un nuevo grupo social a causa de su nueva estructura corporal. Durante la adolescencia los deseos edípicos vienen puestos a la prueba en un contexto particular, aquello que para el individuo es la nueva condición de tener genitales maduros físicamente, alcanzando así, una suerte de compromiso entre aquello que desea y aquello que no es consentido. Que luego, se resuelve con la identificación sexual del individuo. En psicoanálisis, el adolescente tiene como objetivo lograr la primacía genital y el logro de un vínculo con un objeto no incestuoso. En la adolescencia, es significativo el rol central del cuerpo y de su transformación y de como tal proceso, a nivel psíquico, asumen importancia respecto a la posibilidad de su misma representación. Asimismo, ocurre reflexionar sobre las implicancias dinámicas y afectivas que esta nueva representación del cuerpo comporta, sea para el adolescente como para sus objetos. Por ello, la importancia de comprender el proceso de cambios que se produce en esta etapa.

La gran labor a realizar es hacer tomar conciencia del rol afectivo que desempeñan los padres y cumplen funciones paternas, tanto como figura normativa como figura afectiva, es decir una adecuada función parental, para promover una sana primavera.