Cuéntanos un poco de ti, ¿Cuál es tu profesión?
Me formé como economista en la PUCP y he tenido la fortuna de haber trabajado 37 años con programas y proyectos de producción, servicios e infraestructura para la mejora de la calidad de vida de la población campesina de menores recursos. Formé familia y tengo un hijo que está cursando su penúltimo año en la carrera de arquitectura. El ambiente familiar de estudios me animó hace algunos años a cursar y concluir una maestría en filosofía, ética y política en la Universidad Ruiz de Montoya, experiencia que me permitió repasar y conocer de manera sistemática las preguntas que como seres humanos solemos hacernos sobre nuestro lugar en el mundo, así como los mil y uno intentos de los filósofos por responderlas, descubriendo que cada respuesta -siendo un paso
más en el conocimiento- será siempre insuficiente y se abrirá a nuevas inquietudes.
¿Por qué decides estudiar Psicoterapia Psicoanalítica?
Tuve muchos años de procesos psicoterapéuticos, reconstruyéndome, fortaleciéndome y comprendiendo mi lugar en la sociedad. Desde la filosofía, la crítica del pensamiento moderno que sustenta la cultura en la que estamos inmersos -realizada por filósofos como Nietzsche y Foucault- asociada a la filosofía del reconocimiento abrió en mi mente nuevas inquietudes, pero esta vez dirigidas a mi propio proceso. De alguna manera soy beneficiario de un psicoanálisis que al igual que la filosofía no deja de plantear siempre preguntas. Para mí, la formación que he iniciado este año será el lugar de encuentro del proceso de conocimiento y de mi inacabable búsqueda personal. Cuento además con grandes incentivos adicionales: el cálido grupo humano que hemos conformado para este viaje de formación y la posibilidad de seguir sirviendo a la sociedad desde mi renovado ejercicio profesional.
A partir de tu experiencia en la formación, ¿cómo sientes que ella se relaciona con tu ejercicio profesional?
En términos laborales he tenido que hacer ajustes que me permitan concentrar mi atención en la formación, la cual es demandante, tanto en dedicación como en movilización de sentimientos. Creo que la mayor contribución en cuanto al ejercicio profesional viene dada por una creciente capacidad de hacer empatía.
¿Con qué expectativas iniciaste la formación? ¿Cómo te sientes ahora después de casi culminar el primer ciclo?
Intuía que la experiencia iba a ser distinta a la de la maestría y estuve en lo correcto; el grupo humano es fundamental pues además de ser el lugar del aprendizaje e intercambio, sirve como espacio para el diálogo y soporte de afectos. Los procesos de análisis y supervisión son importantes, sostenedores, enriquecedores. La estructura de la currícula está bien diseñada pues permite avanzar con materias que se retroalimentan; la calidad y calidez de los profesores y el personal administrativo convocan el sentimiento de pertenencia e invitan al estudio.
¿Cómo imaginas que serán los próximos 3 años y medio?
De un esfuerzo creciente, nuevos conocimientos, nuevas experiencias, preguntas y más preguntas. Dificultades y superación de las mismas. Creo que los nueve que somos tenemos la energía y entereza para seguir siendo -al final de los tres años y medio- los mismos, pero mejores.