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El Freud que llevamos dentro

Mg. Olinda Serrano de Dreifuss | Coordinadora del Dpto. Freud del CPPL

Al conmemorarse el nacimiento de Sigmund Freud nos damos cuenta que cada uno de nosotros tiene una mirada muy personal y distintiva de su obra y aportes, incluso de su persona. Así, algunos dirían “para mí lo resaltante de Freud es su capacidad de pensar y preguntarse allí donde nadie lo había hecho, descubriendo el inconsciente”; o “su capacidad de cuestionarse  como un investigador infatigable”; otros dirán su “apertura clínica para interpretar el conflicto reprimido, dando posibilidad de análisis y cura por la palabra”; o la cultura y el arte como un genuino alivio a los padecimientos humanos; otros resaltarán su teoría sobre el desarrollo, la psicopatología y las herramientas terapéuticas. Habrá quien resalte sus cualidades de pensador teórico, clínico y social, tan científico como en “El proyecto”, tan cultural como en “El malestar en la cultura” o tan creativo como en “La Gradiva” o en “Leonardo”, y a la vez un formador del movimiento psicoanalítico, con los avatares que implicaba, y vigente en cada vez más lugares del mundo, interconectados.

 

En realidad, cada uno tiene su propio acercamiento y vínculo con Freud, desde las primeras lecturas, y sobre todo las primeras sesiones analíticas en el interjuego de ser paciente y tener pacientes. Luego vienen las experiencias de la formación: el reencuentro con Freud y sus seguidores en el espacio grupal y personal, siempre vivencial.

En este año especial, rendimos homenaje a “nuestro Freud”, al de cada uno/a, vigente y activo en nuestro interior, prestándonos escucha y reflexión en este tiempo particularmente complejo, como él también experimentó el suyo. Es nuestro deseo que podamos conectar y sentir a “nuestro Freud” en lo común y singular de cada uno y su momento personal y profesional. Les confieso que “mi Freud” en estos tiempos está muy ubicado en el Departamento del CPPL que lleva su nombre, y que tengo el honor de dirigir y buscar crecer y desarrollar con los exalumnos más destacados y motivados para trabajar en la institución. El Freud de los “caminos de la terapia psicoanalítica” (1919) que busca modos de extender el alcance del psicoanálisis a muchas personas adaptando las técnicas sin perder la esencia de lo analítico, siempre en reflexión y en diálogo con autores recientes, es el que nos acompaña y nos orienta. La pregunta psicoanalítica de quién es nuestro Freud de hoy, y cómo nos vinculamos con él, sigue en pie, felizmente.

Caricaturas: ¿Bullying o verdades?

Patricia León | Psicoterapeuta y Psicoanalista Egresada de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis.

Recuerdo a un compañero de secundaria que tenía la habilidad, (en realidad el talento), de crear caricaturas. Nosotros, sus compañeros de aula, lo rodeábamos expectantes, mientras él, lápiz en mano con trazos ágiles y seguros, convertía a nuestros profesores y compañeros en personajes de creaciones e historias divertidas: lo admirábamos, lo celebrábamos, sintiendo también la ansiedad de convertirnos en sus modelos elegidos.
¿Eran sus caricaturas un bullying dirigido a los profesores, a nosotros sus compañeros y al sistema educativo? Las caricaturas son creaciones cómicas que sin duda enmascaran agresividad, pero que atraviesan un proceso de elaboración y creatividad y cuya intención es develar una verdad interior que puede ser vergonzante e incómoda, pero que guarda semejanza con el modelo real. Sus dibujos develaban nuestro interior, yendo más allá de la apariencia y, con la agudeza de su percepción, nos revelaba verdades sobre nuestra situación escolar que intuíamos, pero que solo al observar sus dibujos podíamos ver con claridad. El bullying en cambio, se trata más bien de descargas impulsivas y/o agresivas directas y con el objetivo de hacer daño al otro.
Algunos profesores frente a esto, se desconcertaban: ¿era arte, juego, burla, ataque?; otros, lo tomaban como la clara muestra de un alumno ocioso y otros, lo recibieron como un ataque a su autoridad. Estos últimos, se colocaron en lo que Jessica Benjamin plantea como una relación complementaria (víctima-victimario). Una relación así, empuja a resistirse o a someterse a ella, lo que deriva en medidas represoras.
Si, como parte de la enseñanza escolar hubiésemos considerado esas caricaturas como un emergente del campo inconsciente co-construído entre alumnos y profesores, y lo hubiésemos usado como un elemento con el que jugar y aprender entre los miembros de la comunidad educativa; quizás, hubiésemos practicado la introspección, reconocido la dificultad y valentía de conocerse a uno mismo, hubiésemos podido discutir sobre: las diversas maneras en que nos relacionábamos unos con otros, sobre cómo éramos mirados, sobre lo que nos angustiaba y tantas otras cosas más…Quizás así, mi compañero hubiese sido reconocido en su talento y como portavoz del grupo. Sin embargo, ésta no fue su historia, él decidió abandonar el colegio cuando repitió por segunda vez tercero de secundaria y, pasados los 30 años, falleció de una sobredosis de droga.
Escribo esto intentando imaginar mejores finales para otros jóvenes como él: jóvenes diferentes, que nos interpelan e interpelan la realidad.