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“No se puede concebir de antemano lo que va a suceder, porque es algo no vivido”

Entrevista a Verónica Zevallos, psicoterapeuta psicoanalítica del CPPL 

Por Giancarlo Portugal

En la presente edición de Asociación libre entrevistamos a la psicoterapeuta psicoanalítica Verónica Zevallos D’Brot, quien es egresada de la promoción V de la Escuela del CPPL y es actualmente profesora del curso Psicoterapia psicoanalítica vincular de pareja y familia. Justamente, la presente conversación se ha centrado en presentar este enfoque vincular y cómo es un aporte latinoamericano que, contrario a lo que podría pensarse, también es aplicable a la clínica con un solo paciente.

 

La teoría vincular es un aporte latinoamericano a la tradición psicoanalítica ¿correcto?

La teoría vincular parte de Argentina con Janine Puget e Isidoro Berenstein, por eso se le llama teoría latinoamericana. La relacional es norteamericana, pero a pesar de que ambas son intersubjetivas y que parten de Freud, también, tienen aspectos sustantivos que las hace diferentes. En lo vincular no es que yo estoy acá y tú allí, nos relacionamos, y después yo me llevo esto y el otro lo suyo. No, sino que emerge del estar con otro. No es diferenciable decir ‘yo’ y buscar mi esencia porque soy yo frente a un tú claramente diferenciado, de todas maneras nosotros nos vamos haciendo con otros. Entonces, cómo se puede decir ‘este es mi yo auténtico que nadie ha entrado’, no, no se puede hacer eso. Desde la teoría vincular se cuestiona esa idea de identidad, por ejemplo, y que no hay una posición en términos del lugar de un individuo que está acá y otro que está allá, sino que se usa el término ‘vincular’ como un artilugio para evitar esa medida que da a lugar el lenguaje.

 

El psicoanálisis se asocia, desde su nacimiento, a la idea de un solo paciente en la clínica. Desde su origen esa era la figura, pero luego ha habido innovaciones teóricas y prácticas, donde ya se incluía no solo el cambio en la frecuencia, sino si había o no diván por ejemplo. Incluso, sobre las interpretaciones si es que eran transferenciales o extra-transferenciales. Una de esas innovaciones era si era posible tener a más de una persona en el consultorio ¿Es realmente posible psicoanalíticamente?

A partir de una solicitud espontánea de una paciente que era de Janine Puget, que la dejó de ver y luego la paciente le pidió tener terapia con su propio esposo fue que aquella inició la terapia de pareja. Luego, se sumó Berenstein. Al principio empezaron con conceptos conocidos del psicoanálisis, estirándolos un poco y tratando de aplicarlos, que enganchen tal cual, pero la sesión individual es distinta a la sesión de pareja. De esto se fueron dando cuenta poco a poco. Eso implicó la necesidad de crear otros conceptos y otro entendimiento, buscar otro punto de partida: pasar de lo intrasubjetivo a lo intersubjetivo. Desde las bases del psicoanálisis es que parte lo vincular. Lo que pasa es que ya no se extiende el psicoanálisis individual hacia lo vincular, sino que enriquese a lo vincular. Lo vincular es el borde, no lo complementa, sino que lo excede al psicoanálisis individual.

 

La danza (1910) por Henri Matisse. Óleo (260×389 cm).

Uno de los conceptos importantes en este enfoque es el de la alteridad ¿Qué significa este Otro para la terapia vincular y qué repercusiones tiene para la clínica? Lo pregunto porque en la clínica la idea suele ser pensar que el paciente nos trae la representación de otras personas, pero son personas que no conocemos. En cambio, cuando hay más de un paciente en la clínica, muchas veces hay representaciones sobre las personas que están ahí en el consultorio

En una clínica donde hay más de una persona, las cuales tienen un vínculo, pero en una relación que no está andando, no hay una representación, porque están presentes. Entonces, el Otro hace tope a la representación, no puede ser lo que a uno se le ocurra, porque hay un Otro que tiene su propia palabra respecto a lo que se está mirando. La presencia también invita a reconocer que estando afuera ese Otro, tiene cualidades de un Otro que pueden complementarse, porque es necesario eso para enamorarse, para gustarse, pero también tiene un aspecto ajeno totalmente, no conocido, con lo que el uno no se puede identificar y que siempre va a estar allí… y es necesario que estén allí.

 

¿Dirías que esta alteridad presente fenoménicamente facilita el proceso desde nuestra posición como psicoterapeutas o, más bien, la dificulta?

Yo diría que la hace diferente. Si piensas la terapia vincular en términos identitarios sí va a ser bien difícil, va a ser una mirada de varias individualidades y a partir de estas dices ‘ah, ya, bueno, esto es lo que pasa’, pero, en la teoría vincular, pasas al pensamiento intersubjetivo donde lo vincular es lo que emerge como una cualidad del estar juntos, sabiendo que el Otro es un exterior, que no me pertenece. Son dos sujetos, cada uno con sus experiencias y su vida, pero al hacer un vínculo entre ellos – no es que están vinculados todo el rato, son momentos en que se vinculan – implica, en principio, un conflicto. Es distinto incorporar al Otro, identificándome con él porque lo deseo, que tener la obligación en el pertenecer porque el Otro está fuera de mí. Entonces, son dos sujetos que al momento de hacer este movimiento en su trato se van relacionando, crean algo, un producto, que no han vivido en otras ocasiones. En la película Una relación privada (Fonteyne, 1999), en un momento se tiene la fantasía de tener una relación donde nunca se conozcan y todo sea a partir del sexo, pero luego de eso va cambiando. No se puede concebir de antemano lo que va a suceder, porque es algo no vivido.

 

¿La teoría vincular se puede aplicar a una psicoterapia donde hay un solo paciente? Porque podría pensarse que está pensado solo para parejas o más de uno

Sí, sí se puede. Se considera que hay efectos de la cultura, porque, por ejemplo, el paciente no siempre llega tarde porque se está resistiendo. Podría ser por, por poner un caso, el tráfico por un alcalde al que se le ocurrió cerrar las calles. Eso es parte de la cultura. Un ejemplo que pone Berenstein: en uno de sus trabajos – un paciente que no era de él, era de un colega  – el paciente decía ‘huelo a quemado’ y el terapeuta interpretaba y el paciente seguía diciendo ‘huele a quemado’ y lo seguía interpretando, hasta que se voltea el terapeuta y se estaba quemando la cocina. Entonces, eso es incluir la cultura, lo externo, como parte de aquello que envuelve a la pareja terapeuta-paciente. Lo otro es escuchar… hace complicada la elección del terapeuta, porque uno puede escuchar y presentarse como un Otro-terapeuta o puede escuchar y seguir siendo espejo. Esa elección del terapeuta lo complica, porque tiene algo que hacer eligiendo lo que quiere hacer en ese momento, como interpretar o intervenir, si de esta manera, si me incluyo, si interfiero.

INFERTILIDAD Y DEPRESIÓN

Patricia León – Psicoanalista de la SPP y docente del CPPL

La infertilidad puede generar cuadros depresivos. La autoestima se ve afectada por culpas y reproches (“algo anda mal en mi cuerpo…en nosotros-como pareja”, “soy menos que las otras mujeres”, “no debí esperar tanto tiempo”), así como por la pérdida del objeto deseado, el hijo (a) anhelado que cada mes, una y otra vez, no llega.

La infertilidad confronta a la mujer con el mandato biológico, cultural, social y familiar de tener hijos. Cada caso de infertilidad está atravesado también por la biografía y cómo no, por los deseos (de unión-fusión y trascendencia con la pareja, con el deseo de convertirse en padres y más) y fantasías inconscientes (reparar la propia niñez, ser tan o más fértiles que los propios padres, comprobar que las fantasías inconscientes de daño y destrucción hacia la madre y hacia uno mismo no son reales y más) de la mujer y de su pareja. Sin duda, la historia de infertilidad es atravesada por la relación con el cuerpo: con su complejidad y misterio; con su presencia y poder permanente, silencioso y gravitante en la vida; vivido como un aliado o un enemigo.

Actualmente, algunas mujeres (con recursos económicos) pueden acceder a los tratamientos de reproducción asistida alimentando así su esperanza, aunque también añadiendo una tensión aún mayor y más compleja a la vivencia de la infertilidad.

Por todo esto, diríamos que la mujer se ve jaloneada entre su soma y su psique. Sus deseos versus la realidad de su cuerpo.

La sensación de intervenciones médicas que invaden la intimidad física y sexual (extracción de óvulos, controles de ovulación, etc), propuestas cada vez más diversas y complejas, como: donación de óvulos o esperma, fertilización in vitro, embriones congelados, vientres de alquiler que colocan a los involucrados en dilemas incluso morales o religiosos o en la necesidad de pensar y decidir si seguir intentando y por qué, así como con la necesidad de poner un límite y definir hasta cuándo. A la decepción y el dolor de no lograr el embarazo deseado se le sumará la posibilidad de perder cada implante de embrión y, luego, sin mediar duelo de por medio, seguir intentando.

División entre psique y soma, una mujer partida en dos o más pedazos. Winnicott nos dirá que el soma y la psique son una unidad, pero, en cada mujer y/o pareja, la infertilidad es como llevar un divorcio a cuestas.

En la práctica, la medicina y el psicoanálisis tienen el reto de intervenir de manera integrada y no de manera escindida. Los médicos especialistas en fertilidad necesitan saber cuánto demanda emocionalmente atravesar estos tratamientos y el psicoanalista necesita reconocer la realidad del soma y no “interpretar” con ligereza por ejemplo que los abortos son un rechazo inconsciente hacia la maternidad, alimentando así tanto la baja autoestima como el sentimiento de culpa en la mujer.

¿Cómo acompañar un deseo, así como un dolor tan íntimo, profundo, múltiple e inefable? Por supuesto, con nuestras herramientas clásicas, pero añadiendo que nuestra misión y tarea está en cómo ayudar a crear internamente un espacio generador de VIDA: la de la mujer, la de la pareja y también la posibilidad de crear y dar vida biológica o no, a un Otro. En mi experiencia, la literatura también vino a mi rescate, años atrás con la obra de teatro de García Lorca “Yerma” y hace poco con la lectura del libro “Infértil” de Rosario Yori.  Ambos autores logran poner en palabras lo que de otro modo “solo serían balbuceos” (como dice R. Yori). Escritores que transformaron el dolor humano en un acto creativo, ¡lleno de vida!

¿Qué dirían ustedes?

 

“La crítica es importantísima, porque la crítica es la que nos lleva a replantear las cosas que hemos vivido”

Entrevista a Luis Herrera, psicoanalista didacta de la SPP y docente del CPPL

Por Giancarlo Portugal

 

En esta, la primera entrevista de Asociación Libre, conversamos con Luis Herrera Abad, referencia del psicoanálisis en el Perú. El también docente del curso de Psicoanálisis y cultura del CPPL expresa en el presente diálogo no solo vocación por la necesidad de lo social e intersubjetivo en la teoría y clínica psicoanalítica, sino que también expresa cómo de importante es pronunciarse críticamente sobre la realidad de la nación siendo psicoterapeutas.

 

Profesor Luis Herrera, muchas gracias por aceptar ser el primer entrevistado del boletín Asociación Libre. Quería empezar preguntando ¿Por qué consideraría que es importante relacionar al psicoanálisis con la cultura y nación de un país?

Varias razones, pero algunas más importantes que otras. Quizá la más importante es que el psicoanálisis no es – como se creyó en un momento – un estudio del individuo. Es un estudio de psique y no es posible definir la psique sin el intercambio social, sin la sociedad. Entonces, el hombre siempre es un hombre con un otro, nunca solo. De ahí que haya necesariamente que revisar la psique en términos de las relaciones que el hombre tiene con sus instituciones, con otros hombres, con uno mismo, etcétera.

Ahora, eso es un reto, porque Freud ya había señalado que hay tres grandes fuentes de angustia: la naturaleza, el propio cuerpo y el otro. Esta última es la más difícil de poder manejar, porque es donde surgían todos los conflictos, todos los problemas, básicamente. Es decir, surgían en las relaciones entre seres humanos, por lo que hacía indispensable mirar al ser humano en relación con otros.

Allí, se extendió la idea de que el psicoanálisis es una herramienta que también tiene que tomar en cuenta a la colectividad humana. Como decía Castoriadis, el hombre es, a la vez, un colectivo humano. El ser humano está precisado a incorporarse en grupos y, al incorporarse, tiene que renunciar a sus propias demandas individuales para poder hacerlas colectivas. Eso trae dificultades y beneficios.

 

Justamente, en la tradición psicoanalítica ha habido cierto debate de si es posible hacer un traspaso de una conceptualización de la individualidad psíquica a lo intersubjetivo y empezar a hacer reflexión de una colectividad ¿Usted ve problemático este salto?

Lo que creo es que el modelo que tenemos sigue el modelo psíquico freudiano y la idea es que el ser humano tiene que ser visto, primero, desde su origen biológico, el cual ya es algo que supone un intercambio con otros. Luego, la ruptura con ese desarrollo biológico, que hace que aparezca más el conflicto humano. Tras ello, la aparición de las instituciones que son las que ayudan al ser humano a seguir construyendo algo más allá de lo estrictamente biológico. Eso ‘más allá’ de lo biológico es – si se quiere – energía, como ha hecho Freud con la sexualidad: la sexualidad es una gran energía, no habría cultura sin sexualidad y, de igual forma, no habría cultura sin pulsión de muerte. La conjunción de ambas – Malestar de la civilización – es la que da una idea más cabal del ser humano.

Cuando Freud, en sus inicios, se dedicó básicamente al individuo y aparecen – de ahí mi afición a la obra cultural de Freud – poco a poco los otros hombres, ve que tienen un papel fundamental. Por ejemplo, la aparición de la guerra. Y en Totem y tabú, que es el origen prácticamente de la obra cultural de Freud, está empeñado en descubrir cómo el hombre pasa del estado salvaje al estado civilizador. Entonces, por ahí creo que va el asunto, el punto no puede separarse. Por ello, hay una necesidad de hacer psicoanálisis de la cultura.

Gran grupo de personas caminando por la ciudad Concepto de vida urbana

¿Y en esa línea, pensándolo ya no como tradición psicoanalítica en general o globalmente, sino desde el Perú, con nuestros conceptos qué podemos decir del país?

Bueno, lo primero que podemos hacer es hablar, denunciar las cosas que nos parecen mal y plantear posibilidades de respuesta. Es decir, intentar mantener la esperanza, porque sin esperanza no hay ser humano tampoco y al mismo tiempo que mantener la esperanza, mantener la actitud crítica. Si el ser humano en su educación temprana no se ejercita en la crítica va a quedar disminuido para poder hablar con otros seres humanos críticamente sobre lo que le sucede. La crítica es importantísima, porque la crítica es la que nos lleva a replantear las cosas que hemos vivido.

Nosotros desde el Perú, lamentablemente no tenemos una historia real salvo una que otra cosa publicada por algunos historiadores – entre ellos La historia de la corrupción (Quiroz) – pero nosotros no hemos hecho lo que los psicoanalistas llamamos un duelo por nuestra historia. Entonces, como no hay un duelo, la gran oportunidad la hemos dejado postergada a través del Informe Final de la Comisión de la Verdad. Ahí teníamos datos muy valiosos que se han quedado despreciados por gente que no le interesa o que no le conviene recoger lo que sucedió realmente en el Perú. Entonces, por ejemplo, ahí tenemos un trabajo que hacer, porque nosotros somos recolectores de historia también y sin historia es bien difícil darle una lectura.

 

Con respecto al momento actual del país, pensando en este hablar, en este duelo al que usted refiere ¿diría que estamos en uno de los momentos más difíciles de las últimas décadas?

Sí. Bueno, el mundo, primero, está atravesando por una crisis hace ya tiempo, sino que lo digan los mismos psicoanalistas y que nos den el dato de cómo así sus consultorios son llenados por personas que están en situaciones de depresión o, en lo que Bleichmar, llama el malestar sobrante, ese malestar que queda de todas las cosas vividas y que no han sido elaboradas. Nuestra historia – insisto – no ha sido lo suficientemente elaborada.

Entonces, sí creo que en el Perú la cosa es seria. Tenemos que buscar rehacer esa historia, que a mí me la enseñaron y no me sirve para gran cosa la verdad. No solo hay que saber que eran 14 incas que uno no recuerda si le preguntan, hay que saber qué hicieron en provecho por el Perú. Yo recuerdo siempre en un trabajo haber colocado un yaraví que se llama ojos de piedra, de un autor joven, Pinto. Es un hombre que pasa por Ayacucho, después de que Ayacucho está convertido en una enorme colección de muertos y sangre y dice “Del grito de libertad/Que por las costas se oyó/Hablan los himnos en vano/Ay ay ay ay/Yo no sé quién lo gritó//Ojos de piedra tuviera/Para poder resistir/Y aun cuando más me doliera/Ay ay ay ay/No los dejara de abrir”.

No hay mucha idea de patria o patria para algunos es un ‘¡Arriba, Perú!’ o un equipo peruano que está último en las eliminatoria. Somos malos, pero ‘somos buenos’ cuando hay un partidito que empatamos. Hay una idea absurda, una sobrevaloración en cosas que no tienen por qué serlo y la educación no es crítica, es un desastre y con este Congreso, peor todavía que se han tumbado las reformas que pretendían cambiar la educación. Por ejemplo, Con mis hijos no te metas con esa fanfárrea absurda que es lo contrario a la crítica. En fin, podemos escuchar a representantes de la patria, incluso, algunos les llama ‘padres de la patria’, gente que con las justas llega al lenguaje, que no está preparada para ser padres de la patria, realmente, que solo piensan en su bolsillo y ahora se están anulando todas instituciones para quedarse, lo cual es un desastre más. Entonces, el peruano, en relación al Perú, es apretado por la sensación de incertidumbre, que es una suerte de cáncer. Yo no sé por quién votar, por ejemplo, no tengo idea y en las últimas votaciones he votado en contra.

 

Aprovechando el tema de las votaciones, ¿usted diría que tendría que haber más relación entre psicoanálisis y el Perú o el psicoanalista y psicoterapeuta tendrían que abstenerse?

No, no, no. No tiene por qué abstenerse, eso es lo que ha hecho siempre, encerrarse en su consultorio, entonces, no ve nada más que cuadros clínicos y cosas por el estilo, sin considerar que la mente humana, para poder funcionar como mente humana, requiere de un marco social. Entonces, se olvida de eso y ya nos quedamos con solo pacientes, cuando estos a veces se transforman en personas que han tenido que pasar por situaciones muy difícil y que han tenido que sobrevivir, entonces son más damnificados que pacientes. En la época de Freud eso no se dio, pero después sí. A mí, por eso me gusta la escuela francesa, porque van a eso directamente.

Sección especial: Pensamientos y sentires de Ana

“Muestro mi cuerpo porque lo siento como  material literario. Igual que con la escritura es lo más auténtico que tengo. Estas dos armas me han trasformado en una mujer libre y sin-vergüenza. Y de eso ya no se vuelve. Ya no hay retroceso. Cuando una mujer se apropia de su cuerpo y de su deseo ya nada la detiene. Pero cuando una mujer con condiciones físicas limitadas y,  con dos dispositivos extraños en su cuerpo, se exhibe, puede llegar a interpelar, incomodar y generar censura y rechazo. Porque para la sociedad una mujer con discapacidad es asexuada, sin deseo y  no es una mujer sino una niña”.

Entrada del 9 de junio de 2019 en el blog anabuscalamuertedigna.wordpress.com

 

 

Antes del olvido – por Ana Estrada

 

Tus ojos salivaron esta canción que alimento,
la sutura en sus notas es gorjeo en mi respiración.

 

He intentado melodías, una selva grácil.
Pero este indómito lugar desde donde te escribo
tiene los sonidos azules de mi abandono.

 

Y toco mi voz milenaria de ondas verdosas
y adivino el reclamo en mi pecho.
Atravieso constelaciones acuosas.
Visto un tramado de espuma y calma.

 

La sal de mis poros.

 

Aquí todo respira.

Entrada del 14 de marzo de 2024 en el blog anabuscalamuertedigna.wordpress.com

Selección realizada por el equipo editorial del Boletín Asociación Libre del CPPL

 

Bienvenida eterna Anita

Lic. Fanny Eliana Ludeña – Psicoterapeuta en el CPPL de Pareja y Familia

Este escrito más que una despedida es una  bienvenida a Anita al sitial  de lo memorable, de aquello que hace historia, dándola a conocer como  persona y terapeuta, y hoy es la figura  que nos deja un precedente que puede aliviar y dar esperanza a otras personas sometidas a sufrimientos inútiles, que hacen que realmente no tengan una “vida”.

Anita era alegre, sonreía a menudo, siempre activa, sociable. Tenía un  trato amable y  delicado,  vestía siempre elegante, combinaba tonos suaves de colores,  llevaba el  cabello largo, suelto y brillante, en resumen era la imagen de una persona que se cuidaba con cariño. Hacía reuniones alegres en su departamento, era conversadora y atenta, vivía con su gato Amaro, al que quería mucho y al que tuvo que renunciar. Cultivaba amistades significativas, sus amigas la aman con admiración, respeto y siempre la acompañaron.

Anita llegaba temprano a trabajar. Una vez, contaba animada su entrevista con el alcalde de Miraflores para solicitar rampas para sillas de ruedas en las calles, años antes que se diera esa ordenanza en Lima.

Tomaba fuerza para expresarse cuando había algo que le sonaba contradictorio ó absurdo, siendo perspicaz daba su opinión, era aguda en sus comentarios, hablaba con seriedad y argumentos. Era libre de decir lo que pensaba y sentía, sin ser condescendiente. Solidaria siempre, muy sincera, podías preguntarle algo que otros podían evadir responderte.

En las supervisiones de casos en grupo, cuando tomaba la palabra la escuchábamos con respeto y con cierta tensión de que nos observara algo; sus apreciaciones eran iluminadoras, con sustento teórico y daba con frecuencia un punto de vista de su propia contratransferencia, con finas interpretaciones. Presentaba sus casos por escrito, lo hacía con una grabadora de voz, tecnología nueva en ese entonces. Es decir se desempeñaba con naturalidad, sorteando lo que podían ser dificultades.

Confiaba en derivarle pacientes que necesitaban empoderarse en sus vidas ante desavenencias con sus parejas y familiares. Complicados y pesarosos eran algunos casos, y Anita con gran compromiso hacia sus pacientes sabía transmitirles algo, no hay una palabra que pueda describir lo que transmitía, en realidad las palabras se quedan cortas para describir lo que algunos dicen energías, vibras.

Yo me sorprendí a mi misma despertándome de madrugada para hacer anotaciones a este escrito, que ya había avanzado apenas me lo pidieron, no es mi estilo, me dí cuenta que lo inicié “al toque”,  y eso de madrugar no suelo hacerlo, y entonces me doy cuenta que es la influencia de Anita, lo que ella transmite. Me hace bien recordarla  y también  da valor. Es así que decidí escribir a pesar que un familiar me dice, ten cuidado, es un caso que ha generado controversia, te “funan” por Internet. Y es que en la cultura popular, puede ser incomprensible su hazaña, el hecho de poner la dignidad y libertad de decidir como seres humanos en nuestra vida y muerte por encima de normas rígidas y paradigmas.

Ana siempre fue libre y muy lúcida, y cuando ya no pudo trabajar,  ni aportar más, postrada,  parecía que se apagaba su luz en el olvido, pudimos ver cómo ella más bien cobró más  fuerza con su voz y mensaje, y firme decisión final, siendo noticia a nivel mundial, convirtiendo su lucha en un hito en la historia del Perú, como reconoció la Defensoría del Pueblo.

Gracias por su vida y su legado.

Vuela alto eterna Anita.

Ana Estrada. A pocos días de su partida

Lic. Elizabeth Selem – Psicoterapeuta psicoanalítica de la promoción XXI del CPPL

Ana Estrada: amiga muy estimada y admirada

Me ha sido tan difícil escribir este texto, que agradezco me lo hayan solicitado. No sabía si debía hacerlo a modo de despedida, de expresión de mi admiración hacia Ana y/o del cariño que le he tenido y seguiré teniéndole. Ella estará presente siempre en mi mente y en mi corazón.

La recordaré como la mujer clara, fuerte y de una gran firmeza, persistencia y coraje para, desde el lecho en el que permanecía llevar adelante su lucha por una causa que no solo le iba a favorecer a ella. No fue egoísta ni quiso beneficiarse ella solamente. Su empeño se desplegó sabiendo que la ley que lograra podría favorecerle, pero también a otros. Y, sabemos que supo, a pesar de que sus fuerzas físicas no le acompañaban, creer y pelear por algo que significaba poner coto a lo que ya no era vida plena y sí evitar dolores y suplicios que no la engrandecían. Ella fue una gran mujer. Los que estuvimos cerca somos testigos de su fortaleza y valentía.

Ana tuvo paciencia. Empezó creyendo en algo que parecía imposible ser aceptado en nuestro medio. No fue fácil ni agradable esperar algo que al inicio nos parecía casi imposible.

Ana será siempre recordada y querida por todas las personas que, como ella necesitarán de ese recurso que ahora está siendo aceptado en nuestro país como un derecho. Ana no fue ni débil, ni egoísta, al contrario: consiguió lo que todos veíamos muy lejanamente posible.

Fue una persona digna como también lo fue su muerte. Es de admirar cómo tuvo no solo valentía sino paz y tranquilidad para planificar su partida de este mundo.

Lo que ha logrado Ana es no solo su descanso definitivo sino también convencernos de que la solidaridad es poderosa, igual que necesaria, pues hace fuerte a los que necesitan “caminar” hacia un objetivo significativo y valioso. Ella empezó publicando sus sus blogs, que nos ayudaron a tomar verdadera conciencia de su situación (reales limitaciones y dolores) que la apresaban y la disminuían como persona. Nos hizo partícipes, en ese entonces, de su padecer, y lo hizo sin quejas, ni reclamos a nadie. Esos escritos que leímos con admiración y extrañeza nos convocaron, no a tenerle pena o lástima sino que nos abrió el entendimiento y el alma, y nos invitó a un contacto y acompañamiento más cercano a pesar de no poder acudir físicamente a su lado siempre. Nos mantuvo siempre expectantes.

Soy yo testigo de su delicadeza y de su humor característicos. No la percibí nunca amargada; sí con cólera, por ejemplo, ante la pérdida de su intimidad, de su libertad, y ante la demora en la atención de su demanda de parte de la oficialidad, ante la desidia de muchos. Y también fui testigo de su reconocimiento y agradecimiento a las personas más cercanas (su familia, sus buenas enfermeras y sus amigo/as) y hacia los que pública y anónimamente creyeron en su lucha y la apoyaron en la búsqueda y consecución de lo que necesitaba para lograr la paz anhelada.

Sé que algunas personas no estarán de acuerdo con mis apreciaciones pero no importa. Yo logré, hasta donde se pudo, sentirla y estar cercana. Así leímos, y ella más que yo (mil veces, me lo dijo) el texto bíblico titulado. “No hay valores absolutos” y que empieza diciendo: “Hay bajo el sol un momento para todo, y un tiempo para hacer cada cosa: Tiempo para nacer y tiempo para morir; tiempo para plantar y tiempo para arrancar lo plantado… (Sigue, en Eclesiastés, 3)

 

Siempre se puede volver

Lic. Enma Raquel Quispe – Psicoterapeuta en formación Prom 38

Y es que tres años se han ido volando…Una lo puede pensar así, pero de mil maneras, seguramente han pasado infinidad de cosas, muchas de ellas más significativas se han quedado, haciendo un espacio en nuestros corazones.

Haber podido formar parte del equipo de editores del Boletín del Centro, siempre será un recuerdo grato, dulce y, cómo no, un reto. Reto que se puede resumir en llamadas que buscan la generosidad de quienes comparten el psicoanálisis, para que nos permitan acceder a sus reflexiones plasmadas en una hoja, siempre digital, que llevaba en sí misma la profundidad de quienes nos comparten sus escritos.

Y es que no siempre es fácil, coincidir con los tiempos libres de quienes buscan en las letras enlazar ideas, sentimientos y reflexiones. Porque creo que un escrito no solo puede ser fruto de una reflexión meramente racional y entonces sí, nos regalan algo más que se une a nuestras propias fibras íntimas y entonces el texto cobra vida, así me gusta pensarlo.

Considero que esta experiencia ha significado muchas vivencias para mí también: el proceso de aprender, la dedicación al editar y esperar que cada tema que el equipo pensó sirva como punto de reflexión a quienes llegue el boletín.

Pienso que desde el psicoanálisis, acompañando lo que duele en la vida de las personas, poder acercarnos al arte, a la escritura, la música, o cual quiera otra expresión de este tipo, nos permite poder,  decir  y quizá  elaborar esa parte dolorosa de la vida que nos traen  a quienes acompañamos.

Estoy agradecida por esta experiencia, cada uno sabe en la intimidad de su corazón qué significa, en lo más profundo, lo que se vive día a día.  Parafraseando a Mercedes Sosa, uno no siempre se despide insensiblemente de pequeñas cosas. Uno a veces se va de estas pequeñas grandes cosas, con recuerdos amables y con muchas cosas que pensar cuando sea el momento.

Que las letras sigan danzando a son del psicoanálisis, para poder leer a nuestros compañeros en formación, a nuestros maestros y quien quiera escribir para contarnos un poquito de lo que guste.

Por mi parte, toca que me baje en esta parada del tren, para dar lugar a otra persona como parte del equipo de edición, agradecida y convencida que hay cosas cotidianas que se tiñen de sabor a eternidad. Sigamos escribiendo y leyendo, para comunicarnos un poco más.

Pescadores arrastrando la barca

Bienvenida año académico 2024

Mg. Liliana Granel – presidenta del Consejo Directivo CPPL

Es un verdadero gusto dirigirme a ustedes, a través del Boletín, para darles a todos una cálida bienvenida al año académico 2024.

Un nuevo año, un nuevo comienzo lleno de anhelos, expectativas y deseos. Pienso que la formación en psicoanálisis es una experiencia única, porque se comparten ideales, nuevas metas, amistades, camaradería y anécdotas vividas, que, con humor y alegría, se pasan de promoción a promoción ¡Y ya estamos con la Promoción 41!!

Aprendemos a través de las lecturas, de las supervisiones y del propio análisis personal, nos acercamos a las emociones, los afectos, los impulsos, las fantasías organizadas a través del pensamiento. Esto lo hace un oficio difícil, porque usamos el recurso de nuestra propia mente para comprender la del otro y poder inferir y deducir sobre el psiquismo.

Nuestro trabajo en sí mismo es una aventura cotidiana, donde en los consultorios podemos cumplir con el anhelo de cuidar, curar y mejorar el mundo externo e interno.

Valorar la escucha, el diálogo íntimo entre analista y paciente, sostenido por el deseo de acercarnos al sufrimiento del otro, que, a veces, es tan parecido al de uno mismo, y desde ahí analizar, explorar el inconsciente y sus múltiples despliegues, para pasar de lo desconocido a lo conocido. Ahí, donde el dolor ha de convertirse en pregunta, ahí donde la angustia invade y ciega el disfrute y placer por la vida, ahí estamos para escuchar, sostener e interpretar.

Nuestra institución, querida y cuidada, privilegia el intercambio de ideas, de teorías fundantes del psicoanálisis que dialogan con un psicoanálisis contemporáneo, con nuevas y diversas maneras de entender el funcionamiento de la mente.

Desde el área académica, nuestra preocupación es la de mejorar y enriquecer diversos aspectos de la formación, acompañar a los alumnos durante los cuatro años, en su proceso de aprendizaje, tratando de mantener y crear nuevos canales de comunicación, favoreciendo el intercambio y la recepción de aportes.

Escribiendo estas palabras para ustedes, en este Boletín, encontré una carta de Ana Freud, que se le preguntaba sobre lo que se espera de las cualidades de alguien que comienza el camino de estudiar psicoanálisis, aquí su respuesta:

“…si uno desea ser un verdadero psicoanalista, tiene que amar la verdad, tanto la científica como la personal, y tiene uno que colocar esa apreciación de la verdad más allá del malestar que reconocer cosas desagradables pueda causar, sea del mundo exterior o en uno mismo.

Es más, creo que el psicoanalista debe tener diversos intereses en la sociología, la religión, la historia, la literatura…porque de lo contrario su visión y comprensión del paciente serán incompletas. Ser un lector y familiarizarse con la literatura de muchos países y culturas…”

 

¡Doy la bienvenida a todas las Promociones! Pero, un saludo muy especial a la Promoción 41, que comienzan esta nueva aventura, este viaje incierto y algo peligroso…

Espero y deseo, que todos los miembros del CPPL, continúen con entusiasmo la transmisión del pensamiento psicoanalítico, trabajando juntos, compartiendo espacios de diálogo, enfrentando nuevos desafíos y haciendo que nuestra Institución siga creciendo.

Muy buen comienzo 2024

Con Cariño,

Mg. Liliana Granel La Danse

¡Hasta siempre querida amiga!

Mg. Olinda Serrano de Dreiffus – Psicoterapeuta psicoanalítica 

  • “Cuando se escribe, es preferible hacer frases más o menos cortas para transmitir claramente lo que quieres decir.”
  • “¡Ahhh, sí pues, tienes razón!”
  • “Claro pues, Chica.”

Lo decía sonriendo y guiñando el ojo. Sin duda que mi amiga Nené, doctora en lengua y literatura como primera profesión, sabía lo que me decía, y su enseñanza, como tantas otras, me quedó para siempre y para compartir, una redacción y una actitud clara, simple y directa. Corrían los años 90, habíamos llevado años de una formación docente en la Escuela y andábamos con mucho entusiasmo y dedicación, explorando diversos temas clínicos y dentro de ellos los procesos breves y focales. Nuestro entusiasmo se extendía con el de otros colegas interesados en aprender y llevar a la práctica una forma de trabajo que nos permitía ser creativos y a la vez rigurosos. Encontramos y formulamos, incluso, nuestro insight primordial como la posibilidad de darnos cuenta de algo que pasaba en el encuentro clínico, aunque sea que no entendíamos nada. Nos reuníamos cada semana en la Escuela y también en su casa, encontrando a una amiga hospitalaria y excelente anfitriona, también en su mente y en su corazón, con cariño y detalles generosos. A partir de ese espacio y en el tiempo necesario pudimos preparar una publicación que aún consideramos vigente.

Inés, o Nené como le decíamos cariñosamente, era una persona muy querida y muy valiosa por la integración e intensidad de sus afectos y su agudeza, su humor y a la vez su formalidad. Con esto me refiero a su profundo respeto por lo institucional, desplegando compromiso y responsabilidad. Era íntegra y leal; muy colaboradora y de muchas formas con la institución. En algún momento, fue surgiendo un intenso proceso de tránsito generacional en el que paulatinamente los fundadores asumían la necesidad de dejarnos la posta a los exalumnos más vinculados en diferentes roles a la institución. La lectura psicoanalítica de la dinámica que se daba era imprescindible como herramienta para rescatarnos siempre en tarea. En esos avatares, Nené tuvo un rol protagónico mostrando su fe en el grupo y en el sostenimiento del trabajo grupal. Esos atributos, comunes en muchas personas, eran en ella muy palpables. La claridad de la tarea podía combinarse sin duda con la suavidad, la firmeza y el respeto. Lo mostró y me lo dijo de esta manera: “Suaviter in modo, firmiter in res”.

Nené se desempeñó y aportó desde diferentes lugares, como integrante de la 5ª promoción, docente, supervisora, tutora e integrante de la directiva, con esa entrega y agudeza que hemos mencionado. “Los cargos son cargas”, decía en ocasiones, requieren un amor y generosidad hacia la institución y sus miembros. Sabemos también que el tiempo que le damos, que nos damos, nos reditúa en aprendizajes y experiencias compartidas, en afectos, vínculos y desarrollo profesional. Atenta en lo personal y cercana a todos en mi familia y amigos, se mostró también generosa en este sentido, sensible a darle confianza y amistad a quien lo necesitara.

Como alguien decía recientemente, “Nené vino a hacer lo que tenía que hacer, lo hizo muy bien y se fue”, dejándonos modelos, inspiración y recuerdos muy vivos de espacios y buenos ratos compartidos ¡Nos queda mucho por agradecerte, querida amiga!

Para mi amiga Nené

Lic. Verónica Zevallos – Psicoterapeuta psicoanalítica 

Para Nene, una gran amiga:

Es aún muy difícil y creo que muy pronto asimilar no estar más con una maravillosa compañera en la vida. Los sentimientos se me aglomeran en el corazón, buscan inútilmente, hasta ahora, encontrar palabras que expresen la profunda pena por la partida de una querida amiga que agradezco haber tenido.

Conocí a Nene como compañera de estudios en la promo V del Cppl. Recuerdo una anécdota que solíamos decir a modo de juego y supongo con un aire de singularidad “no hay quinto malo”.

Con el tiempo se fue tejiendo una amistad que me permitió conocer a una mujer inteligente, generosa, honesta, solidaria. Con gran sentido de humor que transmitía paz y, sobre todo, la esperanza de que las dificultades ayudan a congregar a aquellos amigos que ayudan a llevar la vida.

Una característica de Nene que nos mantenía cerca de ella fue su sonrisa.  La recuerdo muy bien. Tenía poder, el poder de hacerte creer que los deseos no son solo sueños, sino que son pasos de un camino que se construye con la mente y con el corazón. Mirar la vida desde ese matiz definitivamente la alimenta.

Tenía una gran confianza para plantear con sencillez y simpleza preguntas que le generaban las circunstancias que la rodeaban. Con una actitud crítica que, indiscutiblemente, motivaba a pensar con mayor profundidad. Ya sea como alumna o como profesora, amiga, hermana.

Como parte de la directiva del Cppl su trabajo se caracterizó por ser desinteresado, pero siempre  fértil y productivo.

Su amor por el conocimiento y en especial por el psicoanálisis fue uno de los motivos que la llevó a buscar grupos de estudio para profundizar lo aprendido, ampliarlo y, con gran respeto, valorar las ideas que surjan del trabajo grupal. Porque lo significativo era entender. Su participación siempre rigurosa y comprometida nunca dejó de lado el cariño y la familiaridad que hacía sentir a los demás, definitivamente dejaba huella.

Siempre bien dispuesta a escuchar,

siempre percibía el momento preciso para entregar detalles que devuelven las ganas,

siempre el espacio seguro en los momentos complicados,

siempre ofreciendo sus palabras para trasmitir con cariño que el día a día era una cosa de todos y que ella, con la sabiduría de su risa, estaba para ayudar a construir una historia con afecto y cariño.

“¿Cómo estás Nene?” – “de bien a mejor, subiendo”

Estar con Nene modificaba a quien estuviera con ella, sean compañeros de estudio, alumnos, amistades, familia. Cruzarse, atravesarse o participar con ella en la vida, teniéndola como amiga no permitía seguir siendo la misma. Era una relación de aleaciones, mutaciones enriquecedoras que producen su presencia y su manera de estar.

Me siento afortunada de haberla conocido y sé que hay otro lugar para encontrarla, el tiempo no es distancia es movimiento. Son pliegues de diferentes espacios para hacer conexiones.

Muchísimas gracias, Nene