Psicóloga Adela Armas Pardavé – Psicoterapeuta en formación -Promoción 38 CPPL
Wilfred Bion, psicoanalista indo inglés, aporta a la clínica psicoanalítica de manera creativa y osada con un nuevo modelo teórico de la mente. Sus propuestas fusionan pensamientos de base matemática, filosófica y humanística con hechos tomados de la observación clínica (Bleichmar & Leiberman de Bleichmar, 2001). Bion nos plantea una variedad de conceptos que se interrelacionan entre sí, dando forma a su modelo de la mente y enriqueciendo la función del analista.
Bion equipara la función del terapeuta como la de una madre con su bebé, que registra e identifica las necesidades del niño, le presta sus palabras, le da sostén y mente, es decir, lo inviste libidinalmente ante sus descargas pulsionales y su ausencia de lenguaje para gestar su aparato para pensar. Aquella función materna, que refleja un estado mental de la madre en sintonía con las necesidades del bebé, lleva el nombre de reverié. En el setting psicoanalítico, el analista pretende replicar la reverié en su encuentro con el paciente. Este proceso se explica a través de la identificación proyectiva, que es una forma de comunicación en la cual el analista habita ¨su incomodidad¨, aquello que le pasa al paciente y no tiene palabras.
Frente a un paciente evacuativo y desbordado de contenidos perturbados (elementos beta), Bion dice que la función del analista es prestarle su continente, contornear sus contenidos para que estos no rebasen, darle la capacidad de digerir y verbalizar (elementos alfa). En la clínica psicoanalítica, se hallan sujetos que presentan desde contenidos perturbados en un continente que no los sostiene y los actúan, y también, sujetos con ausencia de contenido y un continente vacío. A partir de ello, la tarea del analista sería generar una capacidad de continente psíquico para un contenido y/o construir el contenido para poblar ese continente. Desde ¨sin memoria y sin deseo¨, Bion sugiere que los analistas suspendan sus deseos, ideales personales y memorias al construir psiquismo en el paciente. Esto para evitar insertar nuestros fantasmas en el paciente, nuestras preconcepciones en el proceso de análisis y saturar nuestra mente. Por ello, en nuestro oficio la supervisión y el análisis es fundamental.
Otro aporte esencial de Bion es la despatologización que hace de la locura al enunciar que todos poseemos una parte psicótica de la personalidad, la cual se expresa cuando a algún contenido de la mente se le otorga una cualidad de certeza. Por ejemplo, en el obsesivo hay un mayor predominio de esta parte psicótica, puesto que intenta dar un sentido absoluto y hay ausencia de la incertidumbre. Ante ello, el analista debe preguntarse: ¿Cómo la mente configura esa idea con cualidad de certeza? ¿Qué espacio ocupa ese pensamiento mágico? ¿de qué lo protege?
Para Bion, el verdadero cambio psíquico se vive como una sensación de catástrofe, que produce efectos y se podría reflejar de distintas formas. Por ejemplo, cuando hay suficiente capacidad de la psiquis para contener esas perturbaciones, darle forma y la posibilidad de ser pensado, o cuando hay mayor flexibilidad y tolerancia a la incertidumbre. Cuando la parte psicótica y no psicótica de la personalidad se logran articular en el aparato para pensar dando lugar a una psiquis integrada y creativa. También, cuando un nuevo contenido no solo genera impacto en el continente, sino que transforma los elementos que están contenidos en el funcionamiento mental y cuando se multiplican los vértices de nuestra forma de sentir, pensar, experimentar situaciones. Incluso, en la dinámica del proceso psicoanalítico los vértices se van complejizando conforme entendemos la historia y el mundo del sujeto. Para Bion, estas transformaciones dadas a través de la experiencia darán cuenta de un aprendizaje, lo cual se refleja en las experiencias de llevar un proceso psicoanalítico, donde en la díada paciente-terapeuta se producen aprendizajes a través de la experiencia compartida.
Finalmente, como terapeuta psicoanalítica en formación considero que conocer a Bion y su teoría ha enriquecido mis puntos de vista y ampliado mi comprensión al mundo interno de mis pacientes, mi propio mundo interno, a algún material clínico o, en general, a las situaciones de la vida misma.
Referencias
Bleichmar, N. & Lieberman, C. (2001). El psicoanálisis después de Freud: Teoría y clínica.
Editorial Paidós: México.