Jorge Gorriti – Psicoterapeuta Promoción 36
Es una frase de Asbed Aryan, psicoanalista de origen egipcio criado y formado en Argentina. Ante la repregunta responde: “Ser psicoanalista es más que ejercer una profesión, un trabajo…es una manera de ser en el mundo.”
La evidencia de lo dicho nos la ofrece Sigmund Freud quien trabajó hasta la noche anterior a su muerte (entrevista con CS Lewis) a sus 83 años. Tenemos también a Wilfred Bion cuyo último libro “Memorias del futuro” fue publicado poco antes de su muerte a los 82 años; Jackes Lacan dicta charlas y seminarios hasta un año antes de su muerte a los 80 años; André Green publica “L’espérance” a los 84 años y muere a los 85; Donald Winnicott publica Realidad y Juego a los 75 años, edad en la que fallece; “Envidia y gratitud” de Melanie Klein es publicada a sus 75, tres años antes de su muerte. Otto Kernberg a sus 95 años sigue publicando: “Envidia, odio y la misión de la psicoterapia: explorando la mente negativa (2023)”.
Desde el grupo Adulto Mayor del CPPL, con ocasión del XII Congreso de FLAPPSIP, entrevistamos al psicoanalista uruguayo de 87 años Marcelo Viñar y le pedimos que nos diga qué piensa sobre la jubilación como ese acontecimiento que para la gran mayoría marca el fin de una vida laboral y el inicio de una nueva e incierta etapa. Marcelo empezó hablando de la vida como ese camino impredecible que nos posiciona ante el horizonte de la muerte y evocó a su padre quien ante esa misma pregunta respondió: “que sentía que sus 70 años eran un momento glorioso, porque él era un millonario en experiencias, un millonario en recuerdos y evocaciones. Es decir, que transformó la pregunta que lo polarizaba o que lo depositaba en un lugar de dolor, hacía un lugar de celebración, de festejo”
Y luego nos habló de su vida, de sus nietos, de su declinación física, de sus cada vez más escasos pacientes: “claro ahora hay que dejar los casos graves, hay que buscar jóvenes impetuosos para que se hagan cargo. Y si uno tiene suerte, ese joven que recibió al paciente nos pide una supervisión”. Marcelo soltó dos frases que terminaron dando título a la entrevista: “Vivir la vida vale la pena… pero… sería terrible que el hombre fuera inmortal”.
Fuimos a preguntarle por la jubilación pensando en ese momento crítico, de quiebre, en el que el cese del espacio laboral marca el hito hacia la declinación y a ese sentimiento de inutilidad y de carga en el que nuestra sociedad moderna y capitalista coloca a sus jubilados. Y Marcelo desde sus 87 años de psicoanalista activo, que acude a conferencias, que da entrevistas; nos responde, que de la vida uno no se jubila.