Más de 40 años al servicio de la salud mental

El reto de vivir creativamente hoy

Mg. Daphne Gusieff Torres – Coordinadora del Dpto. de Niños y adolescentes D. Winnicott del CPPL.

 

En abril se conmemora un aniversario más del nacimiento del Dr. Donald Winnicott, pediatra y psicoanalista, autor fundamental en la construcción del pensamiento psicoanalítico. En su honor se denominó al Departamento de niños y adolescentes del CPPL, creado en octubre del 2020.

De otro lado, en abril de este año se cumple más de un año de iniciada la pandemia y el confinamiento. Como psicoterapeutas, hemos experimentado nosotros mismos y acompañado a nuestros pacientes en las travesías de los efectos psicológicos de la pandemia.

Si bien cada uno reacciona distinto de acuerdo a su personalidad y a sus situaciones, hemos observado reiteradamente sentimientos de hartazgo, fastidio, aburrimiento, frustración, desánimo, ansiedad y tristeza en nuestros pacientes. Tanto a propósito de la crisis económica como emocional, se habló mucho en los medios del reto de “reinventarse”. Al respecto, me parece oportuno apelar a un concepto clave en la obra winnicottiana: la creatividad.

Winnicott (1970) señala que:

“(…) La vida sólo es digna de vivirse cuando la creatividad forma parte de la experiencia vital del individuo” [las negritas son nuestras] (…) Es posible demostrar que, en algunos individuos, en ciertos momentos, las actividades que indican que están vivos son simples reacciones a un estímulo. Toda una vida puede ajustarse al modelo de reacciones ante estímulos. Retírense los estímulos y el individuo no vivirá. Pero en un caso tan extremo, la palabra “vida” está fuera de lugar. (…) Para que uno sea y sienta que es, es preciso que la actividad motivada predomine sobre la actividad reactiva. (…) La creatividad es, pues, la conservación durante toda la vida de algo que en rigor pertenece a la experiencia infantil: la capacidad de crear el mundo”.

El autor hace un llamado, oportuno, vigente y urgente en este tiempo, a no solo reaccionar, sino a vivir creativamente a través de la actividad motivada, en una vida de la que uno es gestor y no observador. Este tiempo nos compele a múltiples y permanentes cambios en diversas áreas de la vida. La Dra. Hilda Catz sintetiza bien esta necesidad en una frase enunciada en uno de sus seminarios:

“El virus muta incluso dentro de una persona [aprovechando sus vulnerabilidades] porque el virus quiere sobrevivir. Tenemos nosotros también que mutar nuestra forma de ser, de trabajar y de amar” (Catz, 2020).

Tanto solos como en el sostenimiento grupal, “mutar” es necesario hoy para sostener la subjetividad propia, la de los nuestros y la esperanza.

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