Mg. Olinda Serrano de Dreiffus – Psicoterapeuta psicoanalítica
- “Cuando se escribe, es preferible hacer frases más o menos cortas para transmitir claramente lo que quieres decir.”
- “¡Ahhh, sí pues, tienes razón!”
- “Claro pues, Chica.”
Lo decía sonriendo y guiñando el ojo. Sin duda que mi amiga Nené, doctora en lengua y literatura como primera profesión, sabía lo que me decía, y su enseñanza, como tantas otras, me quedó para siempre y para compartir, una redacción y una actitud clara, simple y directa. Corrían los años 90, habíamos llevado años de una formación docente en la Escuela y andábamos con mucho entusiasmo y dedicación, explorando diversos temas clínicos y dentro de ellos los procesos breves y focales. Nuestro entusiasmo se extendía con el de otros colegas interesados en aprender y llevar a la práctica una forma de trabajo que nos permitía ser creativos y a la vez rigurosos. Encontramos y formulamos, incluso, nuestro insight primordial como la posibilidad de darnos cuenta de algo que pasaba en el encuentro clínico, aunque sea que no entendíamos nada. Nos reuníamos cada semana en la Escuela y también en su casa, encontrando a una amiga hospitalaria y excelente anfitriona, también en su mente y en su corazón, con cariño y detalles generosos. A partir de ese espacio y en el tiempo necesario pudimos preparar una publicación que aún consideramos vigente.
Inés, o Nené como le decíamos cariñosamente, era una persona muy querida y muy valiosa por la integración e intensidad de sus afectos y su agudeza, su humor y a la vez su formalidad. Con esto me refiero a su profundo respeto por lo institucional, desplegando compromiso y responsabilidad. Era íntegra y leal; muy colaboradora y de muchas formas con la institución. En algún momento, fue surgiendo un intenso proceso de tránsito generacional en el que paulatinamente los fundadores asumían la necesidad de dejarnos la posta a los exalumnos más vinculados en diferentes roles a la institución. La lectura psicoanalítica de la dinámica que se daba era imprescindible como herramienta para rescatarnos siempre en tarea. En esos avatares, Nené tuvo un rol protagónico mostrando su fe en el grupo y en el sostenimiento del trabajo grupal. Esos atributos, comunes en muchas personas, eran en ella muy palpables. La claridad de la tarea podía combinarse sin duda con la suavidad, la firmeza y el respeto. Lo mostró y me lo dijo de esta manera: “Suaviter in modo, firmiter in res”.
Nené se desempeñó y aportó desde diferentes lugares, como integrante de la 5ª promoción, docente, supervisora, tutora e integrante de la directiva, con esa entrega y agudeza que hemos mencionado. “Los cargos son cargas”, decía en ocasiones, requieren un amor y generosidad hacia la institución y sus miembros. Sabemos también que el tiempo que le damos, que nos damos, nos reditúa en aprendizajes y experiencias compartidas, en afectos, vínculos y desarrollo profesional. Atenta en lo personal y cercana a todos en mi familia y amigos, se mostró también generosa en este sentido, sensible a darle confianza y amistad a quien lo necesitara.
Como alguien decía recientemente, “Nené vino a hacer lo que tenía que hacer, lo hizo muy bien y se fue”, dejándonos modelos, inspiración y recuerdos muy vivos de espacios y buenos ratos compartidos ¡Nos queda mucho por agradecerte, querida amiga!